Cuando el periodo de cuarentena de dos semanas en el crucero Diamond Princess culminó el miércoles pasado y se inició el desembarco de los pasajeros que habían dado negativo por el COVID-19 y no presentaban síntomas, aparentemente terminaba la desagradable experiencia para los liberados.
Sin embargo, el caso de una mujer sexagenaria de la prefectura de Tochigi que dio positivo después de salir del barco muestra que eso no es necesariamente así.
La mujer dio negativo el 14 de febrero y desembarcó el 19. Tres días después dio positivo.
Las autoridades japonesas solo encuentran dos explicaciones para el caso, según Asahi Shimbun. Primero, que se infectó después de hacerse la prueba del día 14 o segundo, que contrajo el virus justo antes del test, pero que no dio positivo porque el virus no se había expandido lo suficiente como para ser detectado.
En cualquier escenario, el caso de la mujer de Tochigi revela que pueden existir otros como el suyo, lo que obviamente preocupa a los pasajeros liberados, pese a que dieron negativo y no mostraron síntomas.
El temor a que estén infectados se refuerza tomando en cuenta que seis funcionarios del gobierno japonés que trabajaron a bordo del crucero, supuestamente bajo estrictas medidas de prevención para no contagiarse, contrajeron el virus en el barco.
«Temo que pueda estar infectado», dice a Asahi un septuagenario que reside en la prefectura de Nagano.
El anciano dio negativo el día 15 y salió del barco el 20. Durante los cinco días de espera hasta su desembarco, el hombre paseó por el crucero cruzándose con numerosos pasajeros (entre 70 u 80).
Otro pasajero, un hombre de 76 años de la prefectura de Saitama, desembarcó el 19 de febrero y al día siguiente recibió la llamada de un funcionario del Ministerio de Salud, que le pidió que se quedara en casa y se abstuviera de salir -salvo por asuntos de urgencia- hasta el 4 de marzo.
Aunque se siente bien, el anciano y su esposa no planean salir de casa ni una sola vez hasta la fecha señalada. «Debo evitar convertirme en una fuente de infección», dice el septuagenario.
Un hombre de 73 años que reside en la prefectura de Osaka y que salió del barco el día 20, junto a su esposa, también tiene miedo de estar infectado. La pareja usó el transporte público para movilizarse desde Yokohama hasta su casa, donde no han salido desde su liberación.
Si bien el hombre no presenta síntomas, está “muy preocupado». (International Press)
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