El 2 de agosto, Shuji Hotta, un hombre de 59 años, envió un fax desde una tienda de conveniencia en la ciudad de Ichinomiya al Centro de Arte de Aichi, donde se exhibía una muestra que incluía una estatua que representaba a las esclavas sexuales, las miles de mujeres asiáticas que Japón obligó a prostituirse durante la guerra.
En el mensaje, Hotta decía que la estatua no tenía sustento histórico y exigía su inmediata remoción. De lo contrario, iría a la sala donde se exhibía con un recipiente de gasolina. Por seguridad, entre otros motivos, la muestra fue cerrada temporalmente.
Por esa amenaza Hotta podría pasar hasta un año y medio en prisión, la pena que exige la fiscalía, revela Mainichi Shimbun.
El hombre se declaró culpable en el Tribunal de Distrito de Nagoya, donde se ventila su caso. El veredicto se conocerá el 14 de noviembre.
Hotta dijo en el tribunal que mencionó la gasolina en alusión al incendio de un estudio de Kyoto Animation el 18 de julio que mató a 36 personas con el fin de que su amenaza tuviera “más impacto”. El autor del incendio utilizó recipientes de gasolina para iniciar el fuego.
La estatua y su significado no coincidían con los puntos de vista sobre la historia de Japón que Hotta tiene, dijo este. “Eran las vacaciones de verano y no quería que los niños la vieran», añadió.
La defensa legal del hombre solicita una sentencia suspendida amparándose en el hecho de que se ha disculpado por escrito y redirigido parte de sus pagos de impuestos a la prefectura de Aichi. (International Press)
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