Tifón en Japón puso fin a casi 60 años de matrimonio

Iwaki (Fuji TV)

Los esposos Yuriko y Osamu Sekine, ambos de 86 años, vivían juntos en una casa de un piso en la ciudad de Iwaki, prefectura de Fukushima, a unos 300 metros de un río.


El pasado sábado, la pareja se fue acostar. En la madrugada del domingo, Yuriko se levantó para ir al baño y se dio cuenta de que su futón estaba mojado.

El río se había desbordado por las torrenciales lluvias causadas por el tifón Hagibis. Los ancianos estaban en peligro en su propia casa. Había comenzado la inundación.

Osamu se acercó a la ventana de su casa y comenzó a gritar hacia la calle en busca de ayuda. Mientras tanto, Yuriko trasladaba las posesiones más preciadas de la pareja a lugares más altos para preservarlos.


De pronto, el nivel del agua subió. Yuriko le pidió a su esposo que se alejara de la ventana y se acercara a ella. La mujer le tendió la mano a su esposo para ayudarlo. Por desgracia, Osamu no pudo resistir la fuerza de las aguas.

Yuriko vio cómo el hombre con el que llevaba casada 59 años se hundía entre las aguas fangosas.

“Tú me cuidaste durante mucho tiempo”, fue lo último que Osamu le dijo a su esposa antes de morir ahogado.


El nivel de las aguas siguió creciendo. Yuriko se paró sobre su cama y las aguas le llegaron hasta el cuello. Por suerte, comenzaron a perder altura y la anciana fue rescatada por un bote.

Después del desastre, Mainichi Shimbun entrevista a Yuriko. «Era como si no fuera real», recuerda la mujer, golpeada por la tragedia vivida.

Un vecino de los Sekine, Hideki Komatsu, de 67 años, escuchó desde el segundo piso de su inundada casa los gritos de socorro de Osamu. «No puedo olvidar el sonido de la voz de Osamu esa noche. Es tan triste», dice compungido.

Los Sekine tenían dos hijas. La mayor viajó desde Tokio, donde vive, hasta la casa de sus padres tras el desastre. La mujer recuerda que su papá la llamó preocupado antes de que el tifón tocara tierra para decirle que moviera su coche a un lugar más alto para que no se inundara. “Él siempre pensaba en nosotros”, dice al borde de las lágrimas.

Osamu trabajó como asistente en la fiscalía y le gustaba pescar en ríos. Sin embargo, su autonomía de movimiento se había debilitado en los últimos 5 años por un problema en la espalda. Para ponerse de pie, tenía que apoyarse en cosas que estuvieran a su alrededor.

Yuriko perdió al hombre que la acompañó durante casi seis décadas. «Era bueno vivir juntos como esposo y esposa. Es duro tener que seguir sola», se lamenta. (International Press)

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