El 69,6 % de las mujeres de 15 a 64 años tenía empleo en Japón en 2018, según el Ministerio de Asuntos Internos japonés.
Es decir, 7 de cada 10 mujeres en Japón en edad de trabajar lo hacía, destacó Jiji Press.
La proporción alcanzada el año pasado fue un récord histórico y superó en 8,9 puntos porcentuales la cifra registrada en 2012, cuando el primer ministro Shinzo Abe asumió el poder.
Sin embargo, detrás del máximo histórico hay una realidad preocupante: aún es muy bajo el número de mujeres que ocupan cargos ejecutivos y gerenciales.
El año pasado, Japón ocupó el puesto 110 en un ranking de igualdad de género de 149 países elaborado por el Foro Económico Mundial.
La mala posición del país asiático se debe en parte a cifras como esta: las mujeres representan apenas el 4,1 % de los miembros de las juntas directivas de las compañías japonesas que cotizan en bolsa (muy lejos del 10 % establecido como meta por el gobierno de Japón para 2020).
Japón se está quedando rezagado con respecto a la creciente presencia de mujeres en puestos ejecutivos en compañías estadounidenses y europeas, que se benefician de la diversidad de opiniones que aportan las mujeres.
Las compañías japonesas aún no se dan cuenta de los beneficios que conlleva la presencia de mujeres en puestos directivos, afirma Makiko Tachimori, presidenta de Harmony Jinzai, una compañía con sede en Tokio que sirve como enlace entre mujeres ejecutivas y empresas.
En declaraciones recogidas por Jiji Press, Tachimori subraya que la diversidad de los recursos humanos es indispensable para el crecimiento corporativo.
Tachimori aboga por ampliar la participación femenina en las juntas directivas. Mujeres ejecutivas hay, lo que faltan son compañías dispuestas a abrirse.
No obstante, ya se están dando pasos en esa dirección. En mayo se lanzó en Japón la campaña del Club del 30 %, una iniciativa que nació en Reino Unido para aumentar la representación de mujeres en juntas directivas a un 30 % como mínimo. (Internatiional Press)
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