En los casos de violencia doméstica, la mujer suele ser la víctima. Sin embargo, en Japón se está observando una tendencia a la inversa.
En 2014, la policía registró 181 casos de hombres que sufrían violencia doméstica por parte de sus esposas. En 2018, la cifra subió a 1.571, más de 8 veces más en solo cuatro años.
Estas cifras dan a pie a un artículo de la revista Spa, recogido por Japan Today, que aborda el tema. Y lo hace comentando la condena a 15 años de prisión -emitida por el Tribunal de Distrito de Chiba- a un hombre que asesinó a su esposa. La madre del homicida fue sentenciada a 7 años de prisión por instigarlo y ayudarlo.
De acuerdo con la revista Spa, el hombre era víctima de violencia doméstica (lo que, obviamente, no justifica el crimen en absoluto).
La esposa era una banquera de alto nivel obsesionada con la limpieza. Nada estaba lo suficientemente limpio para ella. Veía suciedad en todas partes, desde los platos hasta los muebles, y el culpable era su esposo que manchaba todo.
La revista dice que el hombre trataba de cumplir con los altos “estándares” de limpieza de su esposa, pero que era en vano. La violencia que ejercía la mujer, en un principio verbal, se hizo física. El hombre respondió matándola.
El abogado Konin Mori, especializado en conflictos domésticos, asegura que alrededor del 40 % de la violencia doméstica en la actualidad es perpetrada por la esposa (en la mayoría de casos no es abuso físico).
Mori cita el ejemplo de una pareja de altos ingresos en la que la esposa controlaba el presupuesto familiar y le permitía a su esposo gastar 1.000 yenes (9,3 dólares) diarios, mientras que ella gastaba un millón de yenes (9.300 dólares) mensuales en compras y ocio.
El esposo consultó a Mori sobre un posible divorcio. El abogado le dijo que no se precipitara porque un tribunal de familia probablemente le otorgaría a la esposa la mitad de sus ganancias, más la pensión alimenticia, pues ella ganaría la custodia de los hijos. Muchas mujeres que abusan de sus esposos son también madres amables y competentes, explica Mori.
Otro caso reseñado por el abogado es el de un hombre de 39 años que lleva cuatro casado. Como viven en el apato de los papás de su esposa, ella manda en el matrimonio. Y tiene una obsesión por la limpieza.
El esposo no puede regresar a su casa hasta una hora después de haber bebido o fumado por última vez. La pareja tiene una hija de tres años a quien la mamá pone contra su padre. “¡Papá está sucio! ¡No lo toques!», le advierte.
¿El divorcio? El hombre lo pensó, pero cuando el abogado le informó de lo que podría perder en un tribunal, decidió dar marcha atrás. Ahora está tratando de adaptarse lo mejor posible a su situación. (International Press)
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