Jóvenes en Nepal persiguen el “sueño japonés”

Foto Ashes Sitoula

Nepal tiene alrededor de 30 millones de habitantes. El país solo cuenta con dos grandes industrias: la agricultura y el turismo. Cada día, cerca de 1.000 nepalíes salen de su país para trabajar en el extranjero. Muchos migran a la India.

Desde mediados de la década pasada, Japón es un destino atractivo para los nepalíes gracias al boca a boca: dicen que es un país seguro y el salario es diez veces mayor.


La popularidad de Japón como destino ha crecido gracias al nuevo sistema de visado, que atrae a jóvenes que persiguen el «sueño japonés», según Mainichi Shimbun.

En una escuela situada en las afueras de la capital, Katmandú, unos 30 jóvenes estudian idioma japonés y la cultura y las leyes de tráfico de Japón.

La escuela es dirigida por Anoj Shakya, un hombre que vivió en Japón durante más de 20 años. En octubre pasado abrió el centro de enseñanza para preparar a sus estudiantes para el nuevo programa de trabajadores extranjeros que entró en vigor en abril.


Hay un boom de Japón en Nepal, destaca Mainichi. En Bagbazar, en el centro de Katmandú, hay letreros de escuelas japonesas en todas partes. Mucha gente se ha puesto a estudiar japonés con el objetivo de recibir la nueva visa y forjarse un mejor futuro en Japón.

Una de esas personas es Bawani Kunwar, una mujer de 29 años que aspira a trabajar en el sector agrícola en Japón. Es hija de agricultores y vive en una aldea de 3.000 residentes.

Su familia se ha mantenido gracias al cultivo de maíz y arroz. Sin embargo, los cinco hijos han dejado la aldea en busca de otros trabajos. Y no se trata solo de ellos. Los jóvenes aldeanos han migrado en masa dejando el 90 % de los campos sin trabajar.


Cuando Bawani se enteró del nuevo programa de visados en Japón, decidió estudiar japonés.

«Quiero apoyar a mis padres trabajando en Japón. Una vez que regrese a Nepal, podríamos comenzar a cultivar al estilo japonés con máquinas», dice.


La mujer tiene un amigo en Japón que le dijo que este es un país seguro.

Ese amigo se llama Nirmal Lama y tiene 29 años. El hombre ha tenido una vida difícil en Japón, tanto que llegó a pensar que había cometido un gran error al viajar. Nirmal desembolsó más de un millón de yenes (casi 9.000 dólares) para poder estudiar y establecerse en Japón.

En sus épocas bajas, Nirmal estudiaba en una escuela de idioma japonés y en un instituto de formación profesional, y en paralelo trabajaba en la limpieza de hoteles. Su situación financiera era precaria; se endeudaba para cubrir sus gastos.

Las cosas mejoraron en 2017 cuando encontró trabajo en un hotel de Tokio.

El nepalí sabe lo que se sufre y por eso subraya: «No es que vienes a Japón y tu vida va a estar bien”.

Sin embargo, pese a lo difícil que ha sido su experiencia en Japón, quiere pasar el resto de su vida aquí. Vale la pena. «En Japón, si trabajas duro hay oportunidades. Eso no lo tienes en Nepal», dice. El “sueño japonés” es posible.

Ahora bien, el diario japonés sostiene que las posibilidades de que jóvenes como Bawani viajen a Japón en un futuro cercano son bajas. El programa apenas ha comenzado y solo se están realizando pruebas de aptitudes en cuidado de personas, hotelería y servicios alimenticios, tres de los 14 campos que cubre el nuevo sistema. Por ahora no hay planes para llevar los exámenes a Nepal. (International Press)


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