El objetivo del nuevo programa de visados, que comenzará en abril en Japón, es mitigar el problema que representa la crónica escasez de trabajadores en el país asiático.
Las pequeñas y medianas empresas creen que el programa terminará beneficiando a las grandes empresas, que ofrecen mejores salarios. Y las pequeñas y medianas, sin capacidad para pagar tanto, continuarán sufriendo de escasez de mano de obra.
Ojo que los aprendices extranjeros, si cumplen con ciertos criterios, también podrán formar parte del nuevo programa. Las pequeñas empresas con aprendices dentro de su fuerza laboral tienen miedo de que estos, una vez que comience el programa, las abandonen para irse a grandes compañías.
Una de las empresas preocupadas por el nuevo escenario es un fabricante de autopartes en la ciudad de Nishio, prefectura de Aichi. Seis de sus 30 trabajadores son aprendices de China, Vietnam e Indonesia que operan maquinaria para producir tornillos y revisan productos terminados.
Están muy bien considerados, revela Japan Times. Kosuke Okada, el presidente de la firma, dice que trabajan duro y aprenden rápido. “Son una fuerza de trabajo fundamental en medio de la escasez de trabajadores”, enfatiza.
La compañía de Okada tiene una larga historia de relación con los extranjeros. En la década de 1990, con dificultades para encontrar trabajadores japoneses, comenzó a emplear a nikkei peruanos y brasileños. Muchos de ellos, sin embargo, se fueron para trabajar en grandes empresas que pagaban más.
Okada comenzó a recibir aprendices extranjeros hace una década aproximadamente. Ellos, en principio, no pueden cambiar de trabajo durante su estadía en Japón bajo el programa de capacitación técnica. Sin embargo, cuando en abril comience a aplicarse el nuevo programa de visados, los aprendices tendrán la oportunidad de cambiar de trabajo… e irse en busca de mejores salarios.
El presidente del fabricante de autopartes teme que lo que ocurrió con los nikkei brasileños y peruanos ocurra con los aprendices asiáticos. Ha tomado algunas medidas para mejorar las condiciones de trabajo, como salarios más elevados según la experiencia y la instalación de aparatos de aire acondicionado en su fábrica. Sin embargo, no es optimista. Okada admite que no cuenta con los recursos suficientes como para competir con las grandes compañías.
Ahora bien, la competencia por la mano de obra no solo será dura a nivel interno, sino también fuera de Japón. Cada vez es más difícil conseguir personas en países como Vietnam e Indonesia para que sean aprendices en Japón.
Un organismo en Aichi que actúa como intermediario y trabaja con aprendices extranjeros advierte: “Para asegurar los recursos humanos, las compañías (japonesas) ahora tienen que competir no solo contra rivales dentro de Japón, sino también en el extranjero. Las pequeñas empresas, que están en desventaja, deben cambiar su forma de pensar y ofrecer mejores condiciones». (International Press)
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