Un programa de intercambio ofrece a estudiantes de Bután la oportunidad de estudiar y encontrar un trabajo en Japón.
Más de 700 butaneses han viajado a Japón como parte del programa que promueve el Ministerio de Trabajo de Bután.
En teoría, pinta bien. La vida real, sin embargo, dice otra cosa. Muy diferente.
En diciembre de 2018, el suicidio de un estudiante del programa, un joven de 24 años, puso al descubierto sus fallas.
Una organización butanesa denunció en Tokio que los estudiantes de Bután están siendo extorsionados por agencias de empleo, informó Japan Times.
Muchos sostienen que el programa es una estafa y que los estudiantes se ven obligados a pagar las deudas que contraen trabajando más horas de lo que pueden por ley.
Bhutan Employment Overseas (BEO) es el organismo responsable de enviar a los estudiantes a Japón, donde son recibidos por una agencia japonesa llamada SND.
La organización denunciante dijo que BEO ofrece “muy bellos sueños” a los estudiantes, prometiéndoles muchas cosas pese a saber cómo son las cosas en realidad en Japón. “Engañan a nuestros jóvenes».
Muchos de los estudiantes del programa provienen de familias pobres y necesitan enviar dinero a su país para pagar sus deudas. Sin embargo, no pueden hacerlo porque apenas les alcanza para vivir en Japón.
Hay estudiantes que tienen dos trabajos y comparten habitaciones con cinco o seis personas para poder pagar el alquiler y la matrícula de la escuela donde estudian.
Yumiko Kan, representante de una organización que apoya a las víctimas, reveló que más de 20 estudiantes tienen tuberculosis debido a que su sistema inmunológico se ha debilitado como consecuencia de las malas condiciones de vida y de trabajo.
En muchos casos, se obliga a los estudiantes a trabajar más allá del límite legal de 28 horas semanales para que paguen sus deudas.
Además, cuatro escuelas japonesas (en Chiba, Kobe, Osaka y Fukuoka) les quitan los pasaportes a los estudiantes que no pueden pagar las clases, lo cual es ilegal, denunció Kan.
Los estudiantes están “desesperados” y son amenazados por las agencias y las escuelas para que no hablen sobre los abusos que sufren, enfatizó.
Kan aseguró que no solo hay problemas con los butaneses, sino también con personas de Vietnam, Myanmar y Nepal, entre otros países. «Hay muy pocos funcionarios y ONG para atender a los trabajadores extranjeros en Japón», dijo.
Los denunciantes han buscado el apoyo del abogado Shoichi Ibusuki, conocido por ayudar a los trabajadores extranjeros en Japón.
Ibukusi afirmó que las agencias hacen mucho dinero con los extranjeros. «Los trabajadores extranjeros se están convirtiendo en comidas», subrayó. El abogado dijo que es posible que presenten una demanda contra la agencia japonesa SND. (International Press)
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