En febrero de 2016, un estudiante de 14 años de una escuela de secundaria en la ciudad de Sendai se suicidó.
El caso fue investigado dos veces. La primera investigación determinó que el menor fue víctima de ijime, pero no detalló en qué consistía este, motivo por el cual la familia de la víctima solicitó nuevas pesquisas.
La segunda investigación concluyó que el niño se suicidó como consecuencia del bullying del que era blanco y que la escuela no tomó las medidas preventivas suficientes, informó Mainichi Shimbun.
El informe fue entregado al alcalde de Sendai.
En marzo de 2017, un panel formado por la junta municipal de educación ya había establecido que el menor se ahorcó debido al sufrimiento causado por el bullying, pero sin entrar en detalles.
El segundo grupo de investigación, formado por el municipio de Sendai, criticó duramente a la escuela por no responder de manera adecuada a los abusos, lo que condujo a un empeoramiento de la situación.
En su primer año en el colegio, al menor le decían “niño tullido”. En su segundo año, sus compañeros de clase lo ignoraban y una vez le rompieron una bicicleta nueva.
Sin embargo, su profesor no reconoció el ijime y no tomó ninguna medida concreta para ayudar al chico. Y eso pese a que el suicida hizo patente dos veces su situación, en encuestas realizadas por la escuela en julio y noviembre de su segundo año.
«Todos dicen que soy asqueroso» y «Me ignoran», escribió. El hecho de que hicieran caso omiso de sus llamadas de auxilio lo llevó a una situación de desesperanza, según la investigación.
Aunque el padre del suicida elogió la segunda investigación, señaló que los abusivos no fueron identificados en el informe. El hombre expresó su deseo de que los maltratadores se arrepientan y disculpen por lo que le hicieron a su hijo, para que lo que sufrió él no se repita. (International Press)
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