Dos hombres entran en un restaurante de comida rápida en Japón. Ambos jóvenes. Rápidamente escanean el lugar. Buscan mujeres bonitas. Empiezan a “evaluar”. En voz alta, como para que todos los escuchen, intercambian opiniones sobre las chicas presentes.
Los dos hombres están en la fila para ser atendidos y cuando llega su turno siguen “calificando”. Ni la empleada que los atiende se salva.
«Papas fritas grandes», pide uno. El otro mira a la cajera y con una risita califica: “Cuatro”. Lo dice en voz alta, como para que la empleada lo escuche y sepa que la está menospreciando por su apariencia física.
¿Qué hace la cajera? ¿Los manda al diablo? ¿Avisa a sus superiores? ¿O finge que no pasa nada para evitar problemas?
El ilustrador Mahiro Tada, testigo y relator de la historia que reproduce el sitio SoraNews24, revela la genial respuesta de la mujer: «OK, entonces son cuatro órdenes de papas fritas grandes, ¿no?».
Los hombres ya no pueden seguir con su juego. Corregir a la empleada sería hacer demasiado patente que se están burlando de ella, así que -avergonzados- confirman el pedido y pagan cuatro veces más de lo que tenían previsto por un montón de papas fritas que seguramente no van a comer.
Con su respuesta, la mujer los golpea donde más suele doler: los bolsillos.
Mientras los patanes se dan la vuelta después de pagar a regañadientes, la chica suelta un sonoro “¡gracias!”.
El ilustrador compartió la pequeña historia en Twitter, donde otros usuarios elogiaron a la empleada:
«Me encanta cómo, en lugar de meterse en una pelea o bajarse a su nivel, simplemente siguió haciendo su trabajo».
«Una profesional total».
También criticaron duramente a los dos hombres:
«Esos dos tipos suenan como ceros».
«Llamarlos ceros es irrespetuoso para las personas que en realidad son ceros. Esos dos tipos son mucho peores».
(International Press)
Be the first to comment