Un monje budista debe lidiar con la muerte continuamente. Oficia funerales e intenta ofrecer consuelo. Pero, ¿qué ocurre cuando un monje le teme a la muerte, cuando esta lo angustia?
Es el caso de un monje que reside en la prefectura de Shiga y se identifica como R. En una carta dirigida a Yomiuri Shimbun en busca de consejo, el joven monje (está en la veintena) cuenta que tiene problemas para realizar su trabajo porque la muerte lo angustia. La pasa especialmente mal en los funerales.
R dice que aunque el budismo enseña el samsara, el ciclo sin fin de vida y muerte, él, en el fondo, no cree en eso. Para él, morir equivale a convertirse en nada. Esa idea lo persigue y no solo lo atormenta, sino que también lo hace sentirse decepcionado de sí mismo.
El monje revela que hace poco escuchó a un anciano decir que sería feliz si pudiera vivir tres años más. “Yo pensé: ‘¿Solo tres años? Eso es muy poco. ¿No quiere esa persona vivir para siempre?’. Las palabras de esa persona me desconcertaron”, escribe.
“¿Qué piensa de un monje que tiene miedo a la muerte?”, pregunta R.
Le responde la comentarista deportiva Akemi Masuda. Ella recuerda que cuando era joven leyó un verso que decía: “La muerte solo significa que tú desapareces». Se sintió desolada, pero luego entendió cómo tenía que enfrentar la vida: “Pensé que tenía que hacer lo mejor posible para vivir porque la vida acaba así como una batería muere. Ud. no va a disfrutar de su vida si siempre se preocupa de cuándo la batería se agotará o qué cantidad de carga queda”.
Masuda reproduce los versos de una poeta que sintetizan su filosofía de vida: “He olvidado / la muerte / mientras disfrutaba de tokoroten (plato japonés)”.
En suma, su consejo es: en vez de pensar tanto en la muerte, vive, disfruta la vida porque algún día se acabará. (International Press)
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