La controversia llegó a las más altas esferas del poder.
El principal portavoz del gobierno de Japón, Yoshihide Suga, justificó la decisión del técnico Akira Nishino de ordenarles a sus jugadores que renunciaran al ataque pese a ir perdiendo 0-1 ante Polonia para no arriesgarse a recibir un segundo gol que los habría sacado del Mundial.
«Debe de haber sido una estrategia deliberada después de prestar la debida atención a las reglas”, dijo Suga en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo. «Lo importante es que pasaron la fase de grupos», agregó.
Teru Fukui, ministro encargado de asuntos de Okinawa, declaró: «Puede que (lo hecho por la selección) no haya sido el 100 % desde el punto de vista del Bushido (el camino del samurái), pero me gustaría elogiar al técnico».
El ministro de Deportes, Yoshimasa Hayashi, dijo que quiere sumarse a la alegría del pueblo japonés por el logro, mientras que el de Salud, Katsunobu Kato, expresó su beneplácito por la clasificación.
Sin embargo, el experto en sociología deportiva Atsuhisa Yamamoto declaró a Kyodo que la manera en que jugó Japón dejó un “sabor amargo” y que inevitablemente será criticada como «una blasfemia al fútbol».
«Fue un día en que Japón fue pragmático en la Copa del Mundo. Quiero que los jugadores cambien su mentalidad para la siguiente ronda y tengan un rendimiento que puedan mostrar con orgullo a los niños que aspiran a ser futbolistas profesionales», concluyó. (International Press)
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