Extranjeros detenidos en inmigración en Japón: incertidumbre, desesperación e intentos de suicidio

Centro de inmigración de Ibaraki

 

Un joven indio llega a Japón en busca de asilo para evitar el reclutamiento militar en su país. Las autoridades japonesas le otorgan autorización para una estadía provisional. Más adelante, el hombre se casa con una japonesa. Todo parece estar yendo bien, pero el indio incumple un requisito para beneficiarse de la estadía provisional y lo detienen.


El hombre solicita libertad provisional y se la niegan. No puede reunirse con su esposa. Después de esperar durante un año a que su situación se resuelva, el indio traga champú frente a empleados del centro de inmigración donde está retenido, más por desesperación que por intentar suicidarse.

Este caso, hecho público por el reportero de la agencia Kyodo, Yugo Hirano, especialista en el tema de los extranjeros detenidos, muestra cuán difícil y frustrante puede resultar una detención prolongada.

Japan Times, que recoge la noticia, dice que las personas que viven en un estado de desesperación cotidiana a veces reaccionan con violencia contra otros o contra ellos mismos. Es una manifestación de frustración.


En abril, un indio detenido en un centro de inmigración en Ibaraki se suicidó. En señal de protesta, más de cien extranjeros detenidos en el mismo lugar realizaron una huelga de hambre.

Al mes siguiente, en el lapso de solo una semana, hubo cuatro intentos de suicidio que involucraron a tres personas detenidas en Ibaraki. A ese extremo llega la desesperación por los largos periodos de detención.

El abogado Shoichi Ibusuki, un experto en asuntos de inmigración que ha representado a detenidos extranjeros, afirma que «hay más intentos de suicidio (en las instalaciones de inmigración) de los que se informa».


El periodo de encierro puede durar varios años. La mayoría permanece en Japón de manera ilegal tras haber sobrepasado el plazo establecido por la visa. También hay solicitantes de asilo.

Ojo que desde el punto de vista legal los extranjeros detenidos no son presos. No han pasado por un proceso legal de acusación y condena. No dependen de un juez, sino de los funcionarios de inmigración. Están a merced de ellos.

Están encerrados mientras dure su proceso de deportación. Una vez completado, deben salir de Japón. El abogado Ibusuki dice que no sabe por qué el Ministerio de Justicia mantiene a los detenidos encerrados durante tanto tiempo. Además, mientras dura su proceso, los extranjeros no son informados sobre la marcha de su caso. Viven en un constante estado de incertidumbre.

El abogado piensa que el gobierno quiere desgastar a los extranjeros para que se vayan de Japón por su propia voluntad y, lo que es más importante, por sus propios medios.

Funcionarios del Ministerio de Justicia le han dicho a Hirano, el periodista de Kyodo, que la política de detención es una «contramedida de seguridad» con miras a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Eso quiere decir que para el ministerio los extranjeros indocumentados son potenciales criminales. El reportero no ha encontrado datos que avalen esta suposición. La inmensa mayoría de los ciudadanos extranjeros indocumentados son respetuosos de la ley, pues no harían nada que pusiera en riesgo su situación. Lo único «ilegal» con respecto a ellos es su presencia, subraya Japan Times. (International Press)

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