Andrés Sánchez Braun / EFE
El presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo en Seúl que ve «movimiento» de cara a solucionar la crisis con Corea del Norte merced a la exhibición de fuerza realizada por su país en la región con el despliegue de importantes activos militares.
«Estamos mostrando una posición muy fuerte y creo que entienden que tenemos un poder militar incomparable», manifestó Trump en referencia a Pyongyang en una rueda de prensa posterior a la cumbre celebrada con el presidente surcoreano, Moon Jae-in.
«Creemos que tendría sentido para Corea del Norte que decidieran sentarse a la mesa de negociaciones y sellar un acuerdo. Es cierto que veo cierto movimiento, sí, veremos adónde conduce», respondió el mandatario estadounidense al ser preguntado por las posibilidades de que se produzca un diálogo para la desnuclearización.
Así valoró Trump su gestión en la cuestión norcoreana durante la primera jornada de su viaje de dos días a Corea del Sur, segunda parada de una gira por Asia marcada por el desafío armamentístico del régimen de Kim Jong-un y las relaciones comerciales con la región.
El mandatario recordó que EEUU mantiene actualmente en las cercanías de la península coreana un submarino y tres portaaviones de propulsión nuclear, un despliegue rara vez activado por el Pentágono para un solo «teatro operativo» en tiempos de paz.
«Espero por Dios que no tengamos que utilizarlos nunca», dijo en referencia a estos activos militares.
De este modo, volvió a insistir en la idea de que su país está preparado para utilizar «todas sus capacidades militares contra Corea del Norte, si fuera necesario» pero que aún continúa buscando «todas las soluciones a excepción de la militar».
Esta actitud intimidatoria exhibida una vez más por Trump es la que despierta rechazo en los cientos de personas que se dieron cita en Seúl para protestar por su visita y su encendida retórica, la cual ven capaz de desatar una guerra que pondría en peligro a millones de civiles que residen al sur de la frontera intercoreana.
Por contra, otros tantos contramanifestantes de signo conservador dieron la bienvenida al jefe de Estado de EEUU en las céntricas avenidas de Seúl, que contaron con un extraordinario despliegue policial para evitar altercados.
Antes de llegar a la capital surcoreana, Trump apostó igualmente por enviar un mensaje de fuerza a Pyongyang al visitar el cuartel de Camp Humphreys, que está situado al sur de Seúl y es el tercer acantonamiento militar estadounidense en el que ha puesto el pie en los cuatro primeros días de su gira por Asia.
Tal y como indicó en su momento la Casa Blanca, la presencia del presidente en esta base ha acabado por tener casi más peso que el que habría tenido una visita a la militarizada frontera que divide las dos Coreas, finalmente descartada de su agenda.
Y es que, una vez completado en torno a 2020, Camp Humphreys no solo será el principal centro de comando de las tropas de EEUU en Corea del Sur (28.500 efectivos), sino el cuartel del Pentágono más grande fuera de territorio estadounidense; un fortín situado a las puertas (está a 100 kilómetros de la frontera) de Corea del Norte.
Buena parte de los 10.700 millones de dólares que costará su consolidación han sido abonados por Corea del Sur, tal y como ha querido recordar el propio presidente Moon a raíz de que Trump afirmara en su campaña electoral que los países aliados deberían financiar en mayor medida la presencia de tropas de EEUU.
El presidente de EEUU se congratuló al anunciar que «Corea del Sur hará pedidos de miles de millones de dólares en equipamiento militar», extremo que confirmó Moon y que, según Trump, no solo fortalecerá la capacidad defensiva de Seúl sino que creará empleo en su país y ayudará a corregir el «desequilibrio comercial».
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