Antonio Hermosín / EFE
El primer museo dedicado en exclusiva a la artista contemporánea japonesa Yayoi Kusama abrió el martes sus puertas en Tokio, con una selección de piezas inéditas de esta creadora que a sus 88 años continúa cultivando su inconfundible estética psicodélica.
Concebido por la Fundación Yayoi Kusama a iniciativa de la propia artista con el objetivo de promover y preservar su obra, el centro ofrece al público una inmersión total en el universo colorido y habitado por formas orgánicas en constante metamorfosis de una de las creadoras más cotizadas de la actualidad.
El flamante Museo Yayoi Kusama se ubica en el distrito tokiota de Shinjuku, cerca del estudio de la artista y del centro psiquiátrico donde reside, y ha sido especialmente diseñado para poner de relieve sus piezas, explicó el director del centro, Akira Akehata, en el acto de inauguración.
«La obra de Kusama ha sido expuesta en muchos de los grandes museos del mundo, y en las principales Bienales y Trienales. Sin embargo, creemos que un museo privado y originado de un concepto de la propia artista supone una oportunidad única para entender mejor su trayectoria única», señaló Akehata.
«Hace mucho tiempo que quería crear este museo, y cumplir así mi sueño de que todo el mundo pueda ver mi obra», dijo por su parte la artista a través de un videomensaje proyectado en la inauguración, y en el que apareció ataviada con una peluca naranja y un vestido a juego estampado con motivos de sus cuadros.
El museo, un estrecho edificio de cinco plantas y una superficie de 731 metros cuadrados, es un conjunto de módulos apilados inspirado en la arquitectura metabolista obra del estudio nipón Kume Sekkei y desde su exterior evoca la obra de Kusama con sus característicos lunares adornando la fachada.
La parte central de la exposición inaugural está dedicada a «My Eternal Soul» («Mi alma infinita»), la última y ambiciosa serie de lienzos de gran formato iniciada por Kusama en 2009 y en la que sigue trabajando actualmente, a ritmo de un cuadro cada día o cada dos días.
El museo exhibe 16 lienzos inéditos de la serie, en la que Kusama da rienda suelta a motivos abstractos y figurativos pintados en colores explosivos, y a la que se dedicó una gran exposición retrospectiva en Tokio la pasada primavera y varias muestras itinerantes en todo el mundo.
El centro mostrará periódicamente nuevas piezas de esta serie, que ya suma más de 500 lienzos, según el director del museo, quien afirmó que «My Eternal Soul» representa «la culminación de la carrera de Kusama» y demuestra que la creadora «atraviesa su segunda juventud».
También destaca una nueva versión de la instalación «Infinity Mirror Room» («Cuarto del espejo infinito), un hipnótico juego visual con las icónicas calabazas moteadas de Kusama que aparecen, desaparecen y se repiten hasta la infinidad ante los ojos del visitante dentro de un cuarto oscuro.
En el museo no podía faltar una escultura dedicada a este fruto que obsesiona a la artista desde su infancia por su forma «fascinante y adorable», convertida ya en su «imagen de marca» y que en esta ocasión se ubica en el último piso del edificio con vistas al horizonte de la capital nipona.
Kusama nació en la ciudad de Matsumoto (prefectura de Nagano, centro de Japón), emigró a Nueva York a finales de los años 50 para hacerse un nombre entre las vanguardias artísticas y, pese a su éxito, regresó a Tokio en 1973 debido al empeoramiento de los problemas mentales que padece desde edad temprana.
Desde entonces, reside de forma voluntaria en un psiquiátrico y trabaja en pinturas, esculturas e instalaciones que ella misma define como su «arte-medicina», que le valieron primero el reconocimiento internacional y más tarde en su propio país.
El Museo Yayoi Kusama abrirá sus puertas al público el 1 de octubre y para visitarlo se recomienda reservar las entradas con antelación, puesto que solo se permite el acceso de un máximo de 50 personas por cada turno de 90 minutos.
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