El Real Madrid conquistó su duodécima Copa de Europa goleando al Juventus en Cardiff, gracias a un Cristiano Ronaldo histórico que abandera una generación que marca una época, la capacidad de sufrimiento con pegada como reacción al dominio rival en el primer acto, la actuación de Keylor Navas y el mensaje de Zinedine Zidane al descanso en unos reajustes tácticos claves.
Las claves de la conquista de la duodécima fueron:
1. Un Cristiano Ronaldo histórico: igual que la generación más gloriosa en Europa del Real Madrid pasó a la historia con Alfredo Di Stéfano como icono, la actual lo hará con Cristiano como líder absoluto. Ejerció su dominio en otra gran cita. Explotando su pegada en su nueva demarcación para encumbrarse como el mejor 9, ganando el pulso por el Balón de Oro a Buffon con un doblete que le impulsa a la leyenda. Derechazo para romper la final y castigar al inicio arrollador con agresividad del Juventus. Gol con anticipación a la defensa y toque de calidad para poner la sentencia al duelo. Diez goles en la recta final de la Champions con los cinco Bayern, tres al Atlético y dos al Juventus. Quinta temporada consecutiva como máximo artillero de la competición más prestigiosa. Y un hambre de éxito infinito.
2. Keylor Navas salvador: la temporada más difícil en el Real Madrid, en la que vio como un sector de su propia afición se posicionaba en su contra, la cerró sintiéndose gran protagonista del éxito, sosteniendo a su equipo con varias intervenciones en el inicio, una mano clave a Pjanic, transmitiendo seguridad a su defensa. El duelo ante una leyenda como Buffon cayó de su lado para encontrar el premio a su sufrimiento. Solo el trabajo le ayudó a recuperar su verdadera identidad en una temporada marcada por el inicio irregular, recuperando sensaciones tras una operación, en la que fue de menos a más para acabar silenciando debates. Se reivindicó ante los rumores de la llegada de un portero.
3. Capacidad de sufrimiento y pegada: como en la semifinal, cuando el Atlético de Madrid apretó en el Calderón y rozó la proeza de igualar tres tantos de desventaja de la ida, el Real Madriddemostró capacidad de sufrimiento ante un inicio donde el hambre del rival fue imposible de igualar. Unidos en el esfuerzo en momentos de inferioridad, los jugadores madridistas siempre tienen confianza en sus posibilidades para provocar la reacción y una pegada que alcanza la cifra de 65 partidos consecutivos marcando. Aquel día fue Isco el que firmó el pase a la gran final. En Cardiff, el dominio del Juventus lo aplacó Cristiano Ronaldo antes de que tres goles más premiasen el recital del segundo tiempo.
4. La charla de Zidane del descanso y sus ajustes tácticos: se llegó al final del primer tiempo con empate en el marcador pero la sensación en el estadio de estar chocando ante un muro, un bloque perfectamente trabajado que anulaba las virtudes madridistas. Zidane cambió todo con una charla a sus jugadores, en la que explicó los ajustes tácticos que debían de realizar para adueñarse del balón y desde ahí crecer como equipo. La clave estuvo en el centro del campo y el juego interior para hacerse con el dominio. Dejó las bandas para las subidas de sus laterales en la búsqueda del uno contra uno, estrechó metros para la conexión de Modric-Kroos-Isco con balón, siempre Casemiro en el espacio libre para ser apoyo, y desarmó a su rival con la posesión.
5. Los laterales del momento: abrieron y cerraron la final. Dani Carvajal y Marcelo fueron decisivos. Son los laterales del momento en el planeta fútbol, claves con sus incorporaciones al ataque y sus asistencias. Al orden italiano había que generarle desequilibrio y uno de los puntos claves estaba en las bandas. Carvajal se liberó unos segundo del duro marcaje a Mandzukic para aparecer en ataque y poner el pase raso al derechazo de Cristiano en el primero. Marcelo disfrutó en la segunda mitad, cuando se impuso en su duelo de velocidad con Dani Alves, para aparecer con continuidad en la fase ofensiva. Una de sus incursiones puso el broche con el pase del gol a Marco Asensio. El Real Madrid disfruta de dos buenos defensores que, a su vez, son piezas fundamentales de su ataque. EFE
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