El 26 de abril, un niño de 13 años, estudiante de una escuela de secundaria en la ciudad de Sendai, se suicidó saltando desde un edificio.
El director de la escuela reconoció durante una reunión con padres de familia que tenían registrados cinco casos de ijime contra la víctima, informó Japan Today.
La pregunta se cae de madura: si lo sabían, ¿qué hicieron para protegerlo?
Uno de los incidentes ocurrió en diciembre pasado: alguien escribió en la carpeta del chico, con un rotulador fosforescente, “muere”.
Otro se produjo en febrero, cuando por acción de un compañero de clase se rompió la muñeca.
El director de la escuela aseguró que se dio orientación a los compañeros de clase del chico cuando supieron que era víctima de bullying.
Uno de los padres presentes en la reunión dijo que se sintió indignado. “No podía dejar de preguntarme por qué nadie disciplinó a los estudiantes que hacían ijime. No estoy convencido de que la escuela haya hecho algo para detener el ijime».
Otro padre declaró que si la escuela y las autoridades educativas locales hubieran hecho algo cuando supieron del ijime por primera vez, “tal vez nada le habría pasado al niño». (International Press)
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