El presidente de EEUU, Donald Trump, no marcará una «línea roja», es decir, un suceso o amenaza concreta que le resulte intolerable y que le llevaría a intervenir militarmente en Corea del Norte, por considerar que eso eliminaría su ventaja estratégica en ese conflicto, informó hoy la Casa Blanca.
«No creo que vayan a ver al presidente dibujando líneas rojas», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, en su conferencia de prensa diaria.
Spicer subrayó que marcar líneas rojas «no ha funcionado en el pasado», en referencia a las acciones en Siria del expresidente Barack Obama, quien dijo en 2012 que la utilización de armas químicas sería una «línea roja» que le llevaría a intervenir en ese país, pero finalmente no lo hizo cuando se demostró su uso en 2013.
Trump, en cambio, prefiere «no telegrafiar» sus acciones con antelación, y ser impredecible en sus acciones militares con el fin de que Corea del Norte no pueda prepararse para la respuesta, según Spicer.
«(Una línea roja) daría al país en cuestión una alerta sobre lo que va a ocurrir», señaló el portavoz, quien reiteró, sin embargo, que «todas las opciones están sobre la mesa», incluido un ataque militar, en lo relativo a Corea del Norte.
El propio Trump tuvo hoy un mensaje para el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, cuando fue preguntado por el último ensayo de misiles durante un acto de celebración de la Pascua en la Casa Blanca.
«Debería comportarse», dijo Trump, y se limitó a responder «ya verán» a la pregunta de cuál será su siguiente paso ante ese país.
Además, la Casa Blanca se mostró hoy «muy alentada» por el papel que está asumiendo China en la gestión del conflicto regional, un día después de que Trump destacara en su cuenta de Twitter la cooperación con ese país.
«China está actuando de forma realmente histórica para asegurar que se preservan nuestros intereses y la seguridad de la península coreana», aseguró Spicer.
Unas horas antes, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, declaró desde Corea del Sur que se acabó la llamada «paciencia estratégica» con Corea del Norte.
Spicer precisó que, para la actual Casa Blanca, ya no es «prudente» mantener esa política, adoptada por Obama como medio para persuadir el régimen norcoreano para que regresara a la mesa de negociaciones por su programa nuclear.
No obstante, la secretaria de Estado adjunta en funciones para Asia, Susan Thornton, no descartó hoy reiniciar conversaciones con Corea del Norte sobre su programa nuclear, siempre que el régimen de Kim Jong-un abandone las provocaciones militares.
«Necesitamos ver indicaciones tangibles de que Corea del Norte se toma en serio y quiere tener conversaciones, y eso no pasa por provocaciones como los ensayos de misiles», indicó Thornton en una llamada con la prensa. (EFE)
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