Una avalancha por la súbita crecida de tres ríos arrasó varios barrios de Mocoa, capital del departamento selvático del Putumayo, dejando al menos 193 muertos, 202 heridos y un panorama desolador en esa ciudad colombiana declarada en estado de calamidad.
El último balance de víctimas, que incluye un número indeterminado de desaparecidos y damnificados, lo dio el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien visitó la zona del desastre, un lodazal con piedras gigantescas arrastradas por los ríos hasta el centro mismo de esa ciudad de unos 45.000 habitantes.
«Lamentablemente la más reciente cifra por tragedia en Putumayo es: 193 fallecidos y 202 heridos. Solidaridad con sus familias», escribió el presidente en su Twitter sobre esta tragedia causada por un fuerte aguacero que comenzó el viernes y que hizo desbordar el río Mocoa y sus afluentes Sangoyaco y Mulatos.
La tragedia supera el más reciente desastre natural de Colombia, el de otra avalancha que destruyó el 18 de mayo de 2015 la localidad de Salgar, en el departamento de Antioquia, dejando al menos 104 muertos.
Según el mandatario, «hay mucha gente desaparecida» y se está haciendo un censo de las personas que no han sido halladas, con base en las informaciones que están suministrando los familiares.
Entre la víctimas hay al menos 10 niños que todavía no han encontrado a sus padres y están bajo los cuidados del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entidad oficial de protección a la infancia.
El propio alcalde de Mocoa, José Antonio Castro, quien no ha podido llegar a la ciudad porque estaba en un congreso de municipios en Cartagena de Indias, dijo a periodistas en Bogotá que él también está entre los damnificados porque la avalancha se llevó su casa, pero su familia está a salvo.
La magnitud de la catástrofe se agrava por el aislamiento de esta zona de Colombia, situada en la región amazónica, en la frontera con Ecuador, que carece de suficientes vías de acceso, pues solo se puede llegar a Mocoa por vía aérea o por precarias carreteras que la comunican tras varias horas de viaje con las ciudades de Neiva y Pasto.
Los habitantes de Mocoa, acostumbrados a convivir con una naturaleza de selva y ríos caudalosos, fueron sorprendidos anoche por el inusual aguacero que sacó de su cauce los tres que pasan por la ciudad y que, convertidos en una riada de agua y piedras, se llevaron todo lo que encontraron a su paso.
El sábado, con una resignación admirable, ayudaban a soldados, policías y socorristas a buscar víctimas entre los escombros en que quedaron convertidas sus casas.
El presidente explicó que el viernes cayó en Mocoa cerca del 45 % de la lluvia que normalmente cae en un mes, y ese volumen de agua «produjo la avalancha».
La riada pasó por 17 barrios, de los cuales los más afectados fueron los de San Miguel, Progreso e Independencia, que están más cercanos al curso del río Mocoa, según dijo a Efe por teléfono el comandante de la Brigada 27 del Ejército, general Adolfo Hernández.
La tragedia agotó la capacidad de los servicios médicos de Mocoa, pues pese a que los hospitales no fueron afectados, sí se vieron desbordados por la emergencia.
«El hospital de Mocoa, el José María Hernández, colapsó desde temprano y están atendiendo a las personas en otros lugares con ayuda de personal médico que ha llegado de otros municipios del Putumayo», manifestó el jefe militar.
El Ministerio de Defensa envío cinco aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), cuatro helicópteros del Ejército y tres de la Policía con personal médico, como parte de un contingente de 1.120 miembros de las Fuerzas Armadas que ayudan a los damnificados, entre los cuales también hay 150 miembros del Batallón de Ingenieros Militares.
Según explicó el presidente Santos, la calamidad pública declarada en Mocoa permitirá tomar todas las medidas necesarias para socorrer a sus habitantes, como el envío de camiones cisterna con agua potable y de plantas eléctricas ya que la ciudad está sin electricidad.
Ante los temores de la población a nuevas avalanchas, el general Hernández aseguró a Efe que un helicóptero de la FAC hizo un sobrevuelo por la zona y constató que no hay represamiento de los ríos, pero «de pronto, por precaución, se podrían evacuar algunos barrios que están en riesgo si llegan a presentarse más lluvias».
Santos también dijo que la posibilidad de otras avalanchas no se puede descartar, pero es poco probable que ocurran porque «las lluvias no van a ser tan intensas», lo que limita la posibilidad de que haya más aludes. (EFE)
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