«Quiero empezar a trabajar lo antes posible. Estoy muy emocionada», dijo en japonés una filipina de 37 años que forma parte de un grupo de 25 mujeres procedentes de Filipinas que llegaron a Japón para trabajar como empleadas domésticas.
Las filipinas estudiaron nihongo y las costumbres japonesas durante más de dos meses en un centro de capacitación en su país, según dijeron a la NHK.
Las 25 integran un programa impulsado por el gobierno de Japón para abastecer de trabajadores que realicen labores domésticas a zonas estratégicas especiales.
Una modificación legal establecida en 2015 permite a los extranjeros trabajar como domésticos en las prefecturas de Tokio y Kanagawa y la ciudad de Osaka.
¿Cuándo empezarán? En abril, en Kanagawa. ¿Cama adentro? No, para evitar que sean explotadas.
Las filipinas, que tienen entre veintitantos y cuarenta y tantos años, podrán trabajar hasta un periodo de tres años y deberán ganar lo mismo que sus pares japoneses (las empresas que las han contratado tienen que garantizar la igualdad salarial).
Cada vez más hogares en Japón utilizan estos servicios debido al incremento de mujeres que trabajan.
Como en otros sectores del país (la construcción, por ejemplo), la industria de servicios domésticos en Japón enfrenta una escasez de personal. Por eso se necesitan extranjeros. (International Press)
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