El técnico del Kashima Antlers, Masatada Ishii, y el centrocampista del equipo nipón, Gaku Shibasaki, aseguraron este sábado que estaban emocionados por jugar el domingo la final del Mundial de Clubes de Japón 2016 ante el Real Madrid.
«Me alegro mucho de estar hoy aquí sentado. La motivación es muy grande para mí y para los jugadores», dijo Ishii en rueda de prensa previa a la final en el Estadio Internacional de Yokohama (al sur de Tokio).
«El resultado no va a cambiar nada para los clubes japoneses, pero sí tendrá un impacto importante para los seguidores de estos clubes y en los aficionados al fútbol en este país», dijo el técnico al ser preguntado sobre si considera la cita del domingo como el partido más importante en la historia del fútbol nipón.
«Yo confío en mis jugadores y confío en la victoria, por supuesto. Los equipos que participan en este torneo tienen mucha más historia que nosotros. La liga japonesa tiene poco mas de 20 años y el desarrollo ha sido rápido en los últimos años. A través del Mundial de Clubes queremos mostrar esto al mundo», explicó el preparador de la escuadra revelación del torneo.
Los nipones, invitados este año a la cita como «anfitriones» por ganar la liga nipona (donde son el equipo más laureado con ocho títulos) se han deshecho del Auckland City neozelandés (1-2), del Mamelodi Sundowns sudafricano (0-2) y de todo un Atlético Nacional de Colombia (0-3), campeón de la Libertadores este año.
«Hay que controlar el ritmo, el riesgo, la línea de la defensa», dijo Ishii sobre cómo afronta tácticamente el encuentro.
«Los jugadores profesionales tenemos la responsabilidad de hacer soñar a lo mas jóvenes. Haré todo lo posible por hacer soñar a todos los que nos verán jugar mañana», dijo por su parte Shibasaki.
«El fútbol japonés no goza de tanto nivel como el de Europa, y creo que por lo menos necesitaríamos 10 años más para estar a ese nivel. Mañana nos medimos al Real Madrid y me gustaría que en el futuro nosotros pasemos a ser considerados como un Real Madrid japonés», añadió el 10 de Kashima. (EFE)
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