“Soy feliz viendo a la gente disfrutar de mis selfies”, dice Kimiko Nishimoto, una fotógrafa de 88 años que ha alcanzado una popularidad global gracias a sus singulares fotos, que causan comentarios como “me levantan el ánimo” y “me río fuerte”.
En julio, Kimiko publicó un libro de fotos con una editorial después de que sus selfies, subidos a internet por un allegado, la convirtieron en una especie de celebridad. La anciana da entrevistas y exhibe su obra a lo largo y ancho de Japón.
Kimiko se inició en la fotografía recién a los 72 años gracias a su hijo, revela Mainichi Shimbun.
La octogenaria tomó un curso de fotografía, conoció a jóvenes fotógrafos de quienes se hizo amiga y encontró ahí un nuevo pasatiempo. Ahora tiene un estudio fotográfico en su casa.
Kimiko se ha hecho fotos tomando el sol colgada de un cordel como si fuese ropa puesta a secar, disfrazada de rana o bebé, atrapada en una bolsa o caída en una calle a punto de ser atropellada por un coche.
En abril de este año, su casa sufrió grietas tras los fuertes terremotos que azotaron a la prefectura de Kumamoto. Por fortuna, ella no sufrió ningún daño y mantiene el ánimo al tope. «El terremoto causó un desastre, pero es importante mantener una actitud positiva. Si hay personas que se han abatido, quiero hacerlas reír a través de mis fotos. Voy a seguir tomando fotos que transmitan la alegría de la vida», dice.
La gran pasión de Kimiko es el ciclismo. Se hizo ciclista profesional a los 22 años, siguiendo los pasos de su hermano. Se retiró tras casarse y tuvo tres hijos. En los selfies ha encontrado una nueva oportunidad para disfrutar de la vida. (International Press)
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