Por Jorge Barraza*
No cantes victoria antes de gloria… El antiquísimo dicho español podría ser aplicado a Chile, en cuyos medios de prensa continúa celebrándose altivamente la victoria de 3-0 sobre Bolivia, conseguida sobre un frío piso de cerámica de Zúrich, no del césped del estadio Nacional. En la cancha, Bolivia había obtenido un digno empate sin goles. Lo mismo acontecería con Perú, al que se dio por ganado el juego que había perdido en septiembre ante Bolivia 2-0. Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, vicepresidente primero de la Conmebol y flamante miembro del consejo ejecutivo de la FIFA, calificó prudentemente como “equivocada” la sanción a Bolivia y anunció a este cronista que hay acuerdo de seis asociaciones sudamericanas para presentar (Ecuador, Argentina, Paraguay y Colombia ya lo hicieron) una impugnación formal a esa resolución de FIFA de dar por ganadores a Chile y Perú sus encuentros ante Bolivia por la Eliminatoria del Mundial 2018.
“Bolivia, Argentina, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay han coincidido en pedir la anulación de la medida por considerar que el reclamo de Chile y Perú fue realizado fuera del tiempo reglamentario”, expresó Jesurún.
Brasil es un mundo aparte; y además va puntero cómodo, por eso ni se interesó en el tema. Sí lo hizo en 1989, cuando el arquero chileno Roberto Rojas fingió una agresión con una bengala y casi lo deja fuera del Mundial de Italia. Entonces dio vuelta la tierra, al revés y al derecho, hasta aclarar el tema. En cambio, los otros que pelean por un cupo se sienten perjudicados. En fútbol todo lo que puede suceder, sucede: podría darse el hipotético (y factible) caso que Chile terminara quinto y otro cualquiera fuera sexto a un punto de distancia. O sea, que quedara eliminado por estos dos puntos otorgados a Chile. Si los dirigentes de esa otra asociación no hubieran reclamado la nulidad de la sanción, deberán someterse al escarnio de los hinchas y la prensa de su país.
El espíritu del juego sugiere que los partidos se ganan en la cancha. No obstante, Chile y Perú se aferraron a la mala inclusión en Bolivia del zaguero paraguayo-boliviano Nelson Cabrera. Nacido en Itauguá, Paraguay, donde militó en Olimpia y Cerro Porteño, Cabrera se naturalizó boliviano tras incorporarse al Bolívar en 2013. No es que aquellos hubiesen perdido 2 a 0 con dos goles de Cabrera; este pasó inadvertido en ambos juegos según las crónicas. Pero, efectivamente, fue alineado de forma antirreglamentaria. Para quienes no son nacionalizados por consanguinidad, la norma de la FIFA estipula que, además de la obtención de la ciudadanía, deben residir en el país de adopción durante 5 años antes de poder jugar para su selección. Cabrera no cumple ese requisito: lleva tres. Era pasible de ser impugnado y que a Bolivia le quitaran los puntos logrados.
Sin embargo, el punto 3 del artículo 15 (Protestas) del reglamento de la Copa Mundial Rusia 2018 expresa claramente que “Las protestas que tengan por objeto los criterios de convocatoria de los jugadores seleccionados para disputar las competiciones preliminares se remitirán por escrito al comisario de partido de la FIFA durante la hora posterior a la finalización del partido. Asimismo, se deberán enviar lo antes posible y por fax o correo certificado un informe completo y una copia de la protesta original a la Secretaría General de la FIFA en las 24 horas posteriores a la finalización del partido”. En el punto 2, que habla de lo mismo, señala que, si no se denuncia en estos plazos, los reclamos “se desestimarán”.
La impresión es que FIFA ha incurrido en una gravísima metida de pata y ahora no sabe cómo sacarla.
Chile 0 – Bolivia 0 se disputó el 6 de septiembre pasado, el reclamo chileno se efectuó el 4 de octubre, 28 días después, pese a lo cual la Comisión Disciplinaria de la FIFA la admitió y le dio por perdido el partido a Bolivia (lo mismo hizo con el de Perú). En su comunicado, FIFA informa que sancionó según el artículo 55 del Código Disciplinario y el artículo 8 del reglamento de la Copa Mundial, pero ocurre que el punto 8 del artículo 15 de dicho reglamento sugiere que este prevalecerá sobre cualquier otro: “Si no se cumplieran las condiciones formales de presentación de protestas estipuladas en este reglamento, el órgano competente desestimará la protesta”. El órgano competente es la Comisión Disciplinaria. Los documentos son públicos y pueden verse en FIFA.com. Si no existiesen plazos para protestar un partido, hasta se podría esperar el final de la Eliminatoria y luego modificar la clasificación.
El pasado jueves 3, la Federación Boliviana de Fútbol recibió de la FIFA una escueta carta con fecha 2 diciendo: “Nos hemos percatado que se produjo un error manifiesto en lo referente a los recursos legales… Les rogamos tengan en cuenta el contenido de las decisiones que les adjuntamos y desestimen el contenido de las decisiones notificadas el día 1 de noviembre. Les agradecemos su comprensión”.
Ya en esa misiva FIFA reconoce un error. El primero y más flagrante ha sido la quita de puntos basándose en el Código Disciplinario y no en el Reglamento de la Copa Mundial, por el cual se rige la Eliminatoria. “He hablado recién (por el viernes a la tarde) con la gente de la FIFA y están muy preocupados”, nos dice desde Cochabamba el presidente de la Federación Boliviana, Rolando López. “Esto es un escándalo de proporciones mayúsculas. Hemos quedado en que nos enviarán los considerandos de la medida para que apelemos y después de que lo hagamos no tengo dudas de que anularán la sanción a Bolivia”. La FBF tiene 21 días para efectuar su apelación. “Ya tenemos un equipo de abogados proporcionados por todas las asociaciones afectadas, los cuales redactarán la presentación”, finalizó López.
Claro que el daño está hecho. En el país de las altiplanicies la medida causó un terremoto y la cabeza del presidente casi rueda calles abajo. Hasta los jugadores se reunieron para renunciar a la selección.
La impresión es que FIFA ha incurrido en una gravísima metida de pata y ahora no sabe cómo sacarla, por eso le está pidiendo a Bolivia que apele la medida para luego decir “se acepta el recurso y se restituyen los puntos”. En honor al Fair Play, cuya bandera tanto agita, FIFA debería anular su decisión, ratificar los resultados dados en el campo de juego y pedirle disculpas a Bolivia y a los demás países afectados. No lo hace porque su prestigio está varios metros bajo tierra y esto lo lesiona todavía más.
Rompieron un jarrón de la dinastía Ming y ahora están con la goma de pegar.
(*) Columnista de International Press desde 2002. Ex jefe de redacción de la revista El Gráfico.
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