La crisis golpea duro a la yakuza. Las dificultades que tienen para hacer dinero y la escasez de miembros están forzando a grupos del crimen organizado a compartir oficinas, revela Mainichi Shimbun.
La policía ha detectado trece sitios en la prefectura de Osaka y tres en la de Hyogo en los cuales varias bandas están ocupando los mismos espacios.
Hyogo es la base de Yamaguchi-gumi, el mayor grupo criminal de Japón, y de Kobe Yamaguchi-gumi, que se formó el año pasado tras la escisión de aquel.
En la ciudad de Kobe, por ejemplo, varias bandas que operan bajo la influencia de Yamaken-gumi, un subgrupo de Kobe Yamaguchi-gumi, comparten una oficina, turnándose en los servicios de guardia y limpieza y la recepción de visitantes.
Un mafioso admitió ante la policía: “No tenemos suficiente dinero ni personal. Tenemos que cortar los gastos de electricidad».
Una ordenanza prohíbe la apertura de nuevas oficinas de yakuza cerca de instalaciones públicas como escuelas. La medida ha surtido efecto. Las compañías que venden propiedades a grupos del crimen organizado, sabiendo que lo son, reciben advertencias de las autoridades locales.
Un veterano policía explicó que “para un grupo yakuza, su oficina es un signo de poder. Hace diez años habría sido impensable que ellos compartieran una oficina».
La policía japonesa estima que a fines del año pasado la mafia tenía alrededor de 20.100 miembros en todo Japón, la cifra más baja desde 1958. (International Press)
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