Hechos singulares en los Juegos de Río
Más allá de las proezas de los nadadores Michael Phelps y Katie Ledecky, la gimnasta Simone Belis y los atletas Usain Bolt y Wayde van Niekerk (récord del mundo en 400 m), nombres rutilantes de los Juegos de Río, otros deportistas han sido motivo de atención por hechos curiosos o loables.
Shaunae Miller, corredora de Bahamas, veía cómo la estadounidense Allyson Felix estaba a un tris de ganarle la final de 400 metros cuando en un acto desesperado decidió lanzarse a la pista como quien hace un clavado. La zambullida le permitió conquistar la presea dorada aventajando por 0,07 segundos a su rival. Una palomita que vale oro.
El japonés Hiroki Ogita no atrajo la atención de los medios por su puesto 21 en la competencia de salto con garrocha, sino por derribar el listón con su pene, como se aprecia en el video. Con las piernas roza la barra, pero no la hace caer, como sí ocurre cuando su miembro viril entra involuntariamente en acción.
Enorme gesto. Renunciaron al podio por ayudarse. No se llevaron ninguna medalla, pero se ganaron el corazón de la gente. En la carrera de 5.000 metros, la neozelandesa Nikki Hamblin se tropezó y cayó, lo que a su vez causó la caída de la estadounidense Abbey D’Agostino. Esta, en vez de enfadarse por el contratiempo o seguir de largo, ayudó a Hamblin a ponerse de pie.
Poco después, D’Agostino, doblegada por el esfuerzo, no pudo seguir corriendo y cayó el suelo. En retribución, Hamblin se detuvo e intentó ayudarla a ponerse de pie. Al final de la carrera, ambas atletas se abrazaron ante el reconocimiento del público. (International Press)
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