La empresaria Gabriela Zapata lo acusó de ser «el propulsor de traicionar y destruir al hombre (Evo Morales) que le dio su confianza».
El ministro boliviano de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, rechazó hoy ante la Fiscalía las denuncias que hizo en su contra la empresaria Gabriela Zapata, la expareja del presidente Evo Morales, sobre un supuesto tráfico de influencias.
Quintana fue citado a declarar hoy como testigo dentro de la investigación que realiza el Ministerio Público por los supuestos delitos económicos cometidos por Zapata, por los que está en prisión desde fines de febrero.
«Con mi declaración, con mi comparecencia, espero haber contribuido a que la Fiscalía haga su trabajo para que también despeje cualquier duda respecto a mi presunta implicación (en el suceso)», dijo el ministro en una rueda de prensa ofrecida tras declarar durante dos horas ante los fiscales a cargo del caso.
Quintana también ratificó ante la Fiscalía sus denuncias contra Zapata por los supuestos delitos de «enriquecimiento ilícito y por el uso ilegal, arbitrario, discrecional de oficinas públicas», y contra dos exfuncionarios de su ministerio que son presuntos cómplices de la empresaria.
Reiteró que no conoce a la empresaria e informó que entregó al Ministerio Público su teléfono celular para que se verifique que no tuvo ningún tipo de contacto con Zapata, como ha asegurado ella.
Quintana también pidió a la Fiscalía que exija a Zapata y a su defensa que presenten las pruebas que dicen tener sobre la supuesta implicación del ministro «con algún tipo de tráfico de influencias» y que demuestran que la empresaria y él estuvieron relacionados.
«Esperamos que el fiscal pueda requerir todos estos elementos para que rápidamente se pueda salir de esta campaña de difamación, de mentiras, de calumnias y que se pueda esclarecer en el menor tiempo posible», agregó.
La Fiscalía ha acusado a Zapata de haber obtenido beneficios personales usando oficinas del Ministerio de la Presidencia para negociar con empresarios solo con la supuesta ayuda de su mejor amiga, una funcionaria de rango medio que también está detenida.
La semana pasada, la defensa de Zapata difundió copias de unas supuestas conversaciones románticas que tuvo la empresaria con Quintana por WhatsApp, que han sido negadas por el ministro.
En una carta dirigida a Quintana, Zapata lo acusó de ser «el propulsor de traicionar y destruir al hombre (Evo Morales) que le dio su confianza» y de mentir al mandatario y a los bolivianos.
El ministro cuestionó hoy que la empresaria lo acuse de un supuesto tráfico de influencias cuando, según dijo, su detención se debió a una denuncia presentada por él mismo.
La relación de Morales y Zapata fue revelada a principios de febrero por el comentarista de televisión Carlos Valverde, quien expresó su sospecha de que la firma china Camce, donde trabajaba ella, se ha beneficiado con varios contratos millonarios del Estado.
En las últimas semanas también ha sido motivo de controversia la existencia de un hijo que la mujer tuvo con Morales en 2007, ya que algunas autoridades afirman que murió y otras niegan que existiera, mientras que Zapata sostiene que el niño está vivo. EFE
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