Museo de Periodismo Newseum de Washington exhibe los históricos ejemplares
Ramón Abarca / EFE
El periódico local de la ciudad nipona de Ishinomaki sacó seis ediciones consecutivas escritas a mano y a la luz de las velas tras el tsunami del 11 de marzo de 2011. Cinco años después, uno de sus responsables recuerda cómo vivió esta hazaña.
Hiroyuki Takeuchi, redactor jefe de «Ishinomaki Hibi Shimbun», reunió a sus seis periodistas la noche de la tragedia en la que un tsunami arrasó parte de la ciudad del noreste de Japón y causó allí unos 6.000 muertos y desaparecidos.
Tenían a su alrededor la noticia más importante de sus casi 100 años de historia, pero no había electricidad ni internet. Era impensable utilizar ordenadores y mucho menos la imprenta por lo que acordaron escribir a mano la información, a la luz de velas y linternas.
«Uno de los redactores recordó la época durante la II Guerra Mundial cuando por prohibición del Gobierno no podíamos publicar y sacábamos ediciones escritas a mano. Eso nos animó», relata Takeuchi, ahora uno de los directivos del grupo editorial propietario del diario.
Escritos con rotuladores rojos y negros, los seis ejemplares de periódicos murales se repartieron diariamente por los refugios donde se alojaban los evacuados y en algún supermercado que quedó a salvo de la ola en la parte alta de la ciudad.
El titular de la mañana del 12 de marzo fue «Terremoto de magnitud 9.0 en la costa noreste» con el subtítulo «uno de los peores sismos y tsunamis de la historia de Japón».
Las siguientes ediciones escritas a mano, que salieron hasta que se recobró parcialmente el suministro eléctrico el 17 de marzo, informaban a los supervivientes de que la ayuda empezaba a llegar desde todo el mundo, de los mensajes de ánimo del resto de Japón o de la situación de los centros de evacuación.
«Salíamos a calle y nos encontrábamos con cientos de cadáveres. Pero no lo podíamos contar, la gente necesitaba refuerzos, que los animáramos. Una esperanza», explica a Efe Takeuchi mientras muestra los diarios expuestos en una galería local.
El periódico ha recibido muchos reconocimientos como el premio del Instituto Internacional de la Prensa (IPI, por sus siglas en inglés) o el del Museo de Periodismo Newseum de Washington, que expone seis de los ya históricos ejemplares.
Sin embargo, cuando Takeuchi recuerda aquellos días lo que siente es frustración, ya que siempre piensa que él y su equipo «podían haber hecho más».
Además, relativiza las alabanzas y recuerda que desde el desastre el periódico local ha reducido a la mitad su tirada de 14.000 ejemplares, aunque han conseguido aumentar su plantilla gracias a la nueva revista gratuita.
Los estragos del terremoto y el posterior tsunami, que arrasó pueblos enteros y causó en total más de 18.000 muertos y desaparecidos en todo el país, siguen patentes en la ciudad de Ishinomaki, una de las más afectadas.
La reconstrucción es todavía la noticia principal del diario local, aunque las pequeñas historias humanas alrededor de las víctimas han perdido impacto.
La semana pasada aparecieron los huesos de una víctima, a quien se pudo identificar por el ADN y cuyos restos fueron entregados a su hijo. Esta noticia ocupó un pequeño espacio en las páginas del «Ishinomaki Hibi Shimbun».
El periodista cuenta que todavía quedan más de 400 vecinos desaparecidos, pero la ciudad de 140.000 habitantes quiere mirar al futuro.
«Por fin el año pasado comenzaron las labores de reconstrucción. Ya se ven las grúas y los edificios de las nuevas viviendas públicas. Se nota la esperanza de la gente. La ciudad empieza a recuperarse», explica Takeuchi.
De los 36 ejemplares que se escribieron en los seis días sucesivos al tsunami, seis se exhiben el Museo Newseum de Washington, otros seis en el Museo de la Prensa de Japón y el resto se pueden ver en la galería Newsee de Ishinomaki.
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