Las salas de pachinko son como un “zoológico”
La triste realidad es que hay un grupo “despreciable” de personas sin ninguna inclinación en absoluto a tomar parte activa en la sociedad: los jugadores de pachinko, afirma con crudeza la revista Jitsuwa Bunka Tabuu, en un artículo que recoge Japan Today.
Y no son pocos: uno de cada doce japoneses, o 9,7 millones de personas juegan en 11.538 salas de pachinko, que se embolsan cada año unos 18,8 billones de yenes (153.000 millones de dólares).
La publicación toma el testimonio del editor de una revista para jugadores de pachinko identificado como el Sr. A, un hombre que, dicho sea de paso, antes de ser transferido a su actual cargo jamás había pisado una sala de pachinko.
Cuando el Sr. A, recién iniciado en la materia, preguntó por la naturaleza de este negocio, le respondieron utilizando términos como “mierda”.
Literalmente hablando. En los baños de algunas salas de pachinko se pide a los usuarios que defequen en el retrete, pues no falta gente que evacúa en el suelo e incluso mancha las paredes con sus excrementos.
Además, hay jugadores que golpean las máquinas o vierten café en el conducto donde se insertan las bolas. Unos vándalos. “Esos lugares son como un zoológico», dice el Sr. A.
Y están los robos.
«Si un jugador abandona su asiento solo por un momento, existe la posibilidad de que un ladrón trate de robar los «pakki kaado «(tarjetas prepagadas que se insertan en las máquinas). Inicie una conversación con la persona sentada a su derecha, y el tipo de la izquierda se robará la tarjeta. Y si usted se levanta para ir al baño, alguien se robará sus recipientes de plástico con las bolas”, afirma el editor.
Además, están los embaucadores profesionales que tienen varios métodos, tanto electrónicos como manuales, para ganar.
Un método vergonzoso, en palabras de la revista, que busca aprovecharse de los ancianos para seguir ganando plata.
Ahora, si el pachinko tiene mala reputación, ¿cómo se explica su popularidad (y que viene de lejos)?
El Sr. A solo tiene una explicación: la equivocada creencia de que la gente puede hacer dinero con el pachinko. Aunque los jugadores ganen en ocasiones, a la larga pierden, dice.
A pesar de que la clientela de las salas de pachinko ha ido envejeciendo (como la población japonesa en su conjunto), esto no necesariamente ha mermado sus ingresos, pues la industria ha inventado una “terapia de rehabilitación” a través del pachinko que supuestamente proporciona una estimulación saludable a ancianos que residen en casas de reposo.
Un método vergonzoso, en palabras de la revista, que busca aprovecharse de los ancianos para seguir ganando plata.
Sin embargo, el Sr. A, que aconseja a los jugadores retirarse mientras están ganando, asegura que el pachinko no tiene futuro. El tiempo dirá. (International Press)
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