No hay evidencia de que hayan estado involucrados en robos, dice la policía
Rumores infundados y maliciosos contra los extranjeros se difundieron en internet durante las graves inundaciones que afectaron a la ciudad de Joso, Ibaraki, el mes pasado.
Esos rumores decían que los extranjeros estaban aprovechando la confusión para robar casas. Sin embargo, la policía de Ibaraki aclaró que no existe evidencia que involucre a extranjeros en robos.
Pese a ello, se esparció información falsa basada en prejuicios, según Mainichi Shimbun.
La policía registró veinte casos de robo en casas y once de robo de automóviles y otros delitos entre el 10 de septiembre, cuando se rompió el dique de un río por las torrenciales lluvias, y el 27 del mismo mes.
La policía recibió testimonios de residentes que afirmaban haber visto a extranjeros sospechosos. Sin embargo, sus versiones no han podido ser corroboradas.
«Estamos viviendo como una gran familia después de sufrir el mismo desastre. No importa si somos japoneses o peruanos»
Los rumores sobre extranjeros perpetrando robos comenzaron a extenderse en las redes sociales.
El escritor Yusuke Ueda pide que estos rumores infundados sean eliminados de internet. Ueda dice que algunos posts fueron compartidos en línea por residentes locales que fueron engañados por los rumores.
El desastre puso de manifiesto la desconfianza que despiertan los extranjeros entre algunos residentes. A una mujer que vive cerca del río que se desbordó le dijeron que “tenga cuidado de los extranjeros” y que estos estaban merodeando por la zona para “ver qué casa robar”. “La gente se está volviendo paranoica”, afirma la mujer.
No solo no existe nada que comprometa a extranjeros en robos en Joso, sino que además muchos de ellos están contribuyendo a la reconstrucción de la ciudad y fueron víctimas de las inundaciones.
La ciudad de Joso tenía registrados a 3.968 ciudadanos no japoneses en agosto de este año, un 6 % de la población de la ciudad, más de tres veces el promedio nacional. Varias fábricas emplean a trabajadores extranjeros e incluso hay una tienda brasileña de comestibles.
Una de las peruanas damnificadas por el desastre es Wendy Jara Taboada, una nikkei de 29 años que permanece en un refugio con su madre y sus dos hermanas después de que se inundó su casa. La mujer se preocupó cuando se enteró de los rumores en contra de los extranjeros por el impacto negativo que tendrían en su imagen.
En el refugio han establecido lazos con sus vecinos, con quienes antes del desastre no se hablaban. Las peruanas comen con una anciana que está sola y la ayudan en diversas tareas.
Cuando una de las hermanas de Wendy, Stephanie, va a trabajar por las mañanas, los refugiados la saludan y le desean un buen día. Suemi, la hermana menor de 18 años, resume la situación: «Estamos viviendo como una gran familia después de sufrir el mismo desastre. No importa si somos japoneses o peruanos». (International Press)
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