Tokio busca rentabilizar los costes del proyecto
El Gobierno nipón planea privatizar el nuevo estadio olímpico que será construido para Tokio 2020 una vez termine el evento deportivo, con el objetivo de rentabilizar los costes del proyecto, anunciaron hoy fuentes del Ejecutivo.
La medida se incluye en el plan básico del Gobierno para las nuevas instalaciones olímpicas, cuyo diseño inicial fue desechado recientemente tras un aluvión de críticas debido a su magnitud y coste excesivo, avanzaron fuentes gubernamentales a la agencia nipona Kyodo.
El documento señala que el diseño de las nuevas instalaciones deberá limitarse «en un principio» a su uso para eventos deportivos, aunque deja la puerta abierta a que más adelante se introduzcan modificaciones para que el estadio pueda utilizarse con otros fines como conciertos y espectáculos.
El coliseo, cuya construcción será financiada por los Ejecutivos central y local, se traspasará a alguna empresa después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 con vistas a rentabilizarlo, según consta en el plan, cuya aprobación está prevista en una reunión del Gabinete de Gobierno el próximo viernes.
Se espera que el Ejecutivo fije un coste máximo para el proyecto en otro documento que aprobará hacia finales de mes, una cuantía que podría situarse en 130.000 millones de yenes (949 millones de euros/1.040 millones de dólares), según las antes citadas fuentes.
El pasado 17 de julio, el Gobierno decidió desechar el diseño inicial para el estadio, un coliseo multiusos concebido por la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, y retomar desde cero el proyecto que será la sede central de Tokio 2020.
Japón convocará un nuevo concurso internacional para escoger otro diseño cuya construcción comenzaría entre enero y febrero de 2016, y que según los cálculos del gobierno japonés estaría listo en la primavera de 2020, el año de la celebración de los Juegos Olímpicos.
El proyecto de la famosa arquitecta recibió fuertes críticas tanto de los ciudadanos como de especialistas debido a su elevado coste y su diseño no adaptado al entorno urbano del recinto, que se construirá sobre el antiguo estadio de los JJOO de Tokio de 1964.
El malestar se incrementó después de que sus responsables confirmaran que el coste de estadio con capacidad para 80.000 personas ascendería a 252.000 millones de yenes (1.855 millones de euros/2.063 millones de dólares), el doble de lo presupuestado originalmente. (EFE)
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