El Gobierno nipón expresó hoy su preocupación por la construcción por Pekín de islotes artificiales en el Mar de China Meridional, una acción que a su juicio supone una amenaza para el statu quo y la estabilidad de la región.
Tokio reaccionó así a la iniciativa emprendida por China, al día después de que el gigante asiático anunciara que finalizará «en los próximos días» las obras que realiza entre los arrecifes Mischief y Hughes, situados en las disputadas islas Spratly (Nansha en chino).
«Estamos muy preocupados por actos unilaterales que podrían aspirar a cambiar el statu quo y elevar la tensión en la región», respondió el portavoz del Ejecutivo nipón, Yoshihide Suga, al ser preguntado en una rueda de prensa.
El portavoz afirmó que Japón «nunca reconocerá» los intentos de China de sustentar sus reivindicaciones territoriales en el Mar de China Meridional con acciones de este tipo.
Suga defendió la necesidad de adherirse «a la legislación internacional» para resolver estas disputas y recalcó que Tokio «pedirá a China que no emprenda acciones unilaterales que conlleven cambios físicos».
Las islas Spratly son un dominio reclamado por, entre otros, China, Filipinas y Vietnam, y Pekín justifica sus construcciones en el archipiélago con el argumento de que responden a «objetivos integrales» como la defensa nacional, labores de vigilancia o tareas humanitarias.
Asimismo, China y Japón mantienen una disputa por la soberanía de las islas Senkaku/Diaoyu, un archipiélago deshabitado ubicado en el Mar de China Oriental, controlado de facto por Tokio pero reclamado por Pekín.
Las protestas de Tokio se producen el mismo día en que fuentes del Ejecutivo nipón anunciaron que se reunirán con representantes chinos a finales de mes en Pekín, para discutir la creación de una «línea directa» destinada a evitar incidentes en sus espacios aéreo y marítimo. (EFE)
