Bienes y empresas españolas son muy apreciados en Japón
Andrés Sánchez Braun / EFE
En apenas 15 años España ha pasado de exportar a Japón principalmente atún o minerales a enviar combustibles procesados o construir plantas fotovoltaicas en el país asiático, con quien mantiene una relación comercial cada vez más basada en la tecnología y la innovación.
En 2000 «pescados, crustáceos y moluscos» y «minerales, escorias y cenizas» suponían la primera y tercera mayor partida exportadora y casi un tercio -el 28,4 por ciento- del total de las mercancías remitidas a Japón, según datos facilitados por ICEX España Exportación e Inversiones y la Secretaría de Estado de Comercio.
El cambio de tendencia queda reflejado en las cifras del año pasado, cuando combustibles procesados (principalmente gas natural licuado) y productos farmacéuticos ocuparon los dos mayores apartados y contabilizaron un 35 por ciento del total.
La exportación de GNL a Japón (que ha aumentado enormemente tras el accidente de Fukushima) resalta especialmente la alta capacidad tecnológica y de infraestructura adquirida en España para recargar desde las terminales de regasificación buques metaneros, lo que permite que el gas descargado y almacenado se pueda reexportar.
«Es importante ver cómo ha cambiado el patrón de comercio, cómo se valoran bienes y empresas españolas en Japón, y como el diseño, la innovación, el contenido tecnológico de estos productos se aprecia mucho», cuenta a Efe María del Coriseo González-Izquierdo, consejera económica y comercial de la embajada de España en Japón.
Del mismo modo, de los datos se desprende que, además del contenido de estos intercambios, su volumen ha tendido además a equipararse en los últimos 10 años, ya que en 2014 España registró con la tercera economía del mundo una balanza comercial equilibrada por primera vez desde que existen datos al respecto.
Las exportaciones de España a Japón, su segundo mayor mercado en Asia después de China, alcanzaron los 2.625 millones de euros (un 25 por ciento más comparado con 2012), mientras que las del país asiático totalizaron 2.646 millones de euros.
En 2004, el valor de las exportaciones españolas a Japón era un 20 por ciento en comparación con el volumen que exportaba Japón a España.
En los últimos años se ha producido además un desembarco importante en Japón de compañías españolas de infraestructura para energías renovables, principalmente solar fotovoltaica.
Esto responde a la introducción, poco más de un año después del accidente de Fukushima, del llamado «feed-in tariff», que obliga a las eléctricas niponas a adquirir toda la electricidad generada en el país a partir de renovables a precios preestablecidos.
De este modo, grupos como Gestamp o el conglomerado European Clean Energies han emprendido proyectos para levantar varias plantas en diversos puntos del archipiélago.
Otro buen reflejo de cómo se están valorando ahora mismo la experiencia, presencia y capacidad tecnológica de las empresas hispanas en el sector de renovables es el rumbo que han tomado las inversiones de varios grupos nipones.
Por ejemplo, Mitsui acaba de adquirir un 25 por ciento de GRI, una filial de Gonvarri especializada en la fabricación de torres y bridas para el sector eólico, mientras que Solar Frontier se hizo a principios de marzo con la unidad de energía solar de Gestamp en Estados Unidos.
También hay en marcha colaboraciones punteras como la de Gas Natural Fenosa y Toshiba, que prueban una nueva tecnología para mejorar el suministro y la eficiencia eléctrica en una subestación de Alcalá de Henares, o la de Nissan y Endesa, que estudian desarrollar comercialmente un sistema para que coches eléctricos puedan proveer energía a la red.
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