Fallece Lee Kuan Yew, el padre de la próspera y autoritaria Singapur

Lee Kuan Yew (foto Wikipedia)

 

Transformó una excolonia pobre en uno de los países más avanzados de Asia


Lee Kuan Yew (foto Wikipedia)
Lee Kuan Yew (foto Wikipedia)

Lee Kuan Yew, el padre de la autoritaria y próspera Singapur, falleció hoy a los 91 años en el Hospital General de la ciudad-Estado tras pasar convaleciente cerca de dos meses aquejado de una neumonía aguda.

Lee, el primer jefe de Gobierno de Singapur tras su independencia del Reino Unido en 1963, estaba aquejado además de neuropatía periférica, una enfermedad que afecta al sistema nervioso, y tuvo que ser ingresado en varias ocasiones en los últimos años por diferentes males.


Con una inteligencia precoz y una personalidad carismática y conflictiva, Lee dirigió la transformación de una excolonia plagada de desempleo, pobreza y problemas raciales a una de las naciones más avanzadas de Asia.

Aunque dejó de ser primer ministro en 1990, hasta el último día mantuvo su puesto en el Gobierno como ministro mentor, un puesto vitalicio, y su acta de parlamentario.

Según cuenta en su biografía, Lee Kuan Yew nació en 1923 en el seno de una familia china de etnia hakka en Singapur, entonces una colonia británica adonde su bisabuelo había emigrado desde el sur de China a finales del siglo XIX.


Aunque también hablaba malayo y cantonés, Lee se educó en inglés, su lengua materna, en el exclusivo colegio Raffles en la isla y se licenció en Derecho con honores en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido.

Antes de ir a la universidad, estudio japonés y trabajó en la oficina de propaganda de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, aunque al parecer espió para los Aliados y estuvo a punto de ser fusilado por los ocupantes nipones casi al final de la guerra.


Lee siempre desconfió y hasta desdeñó de los colonialistas británicos y japoneses, aunque admiraba su eficiencia y elitismo.

Tras volver de Inglaterra, cambió el nombre que había utilizado durante casi toda su vida, Harry Lee, por el de nacimiento, Lee Kuan Yew, y empezó a estudiar para mejorar su mandarín y hokkien, prestando más interés a la herencia cultural china como el confucionismo y los valores asiáticos.

Llegó a aliarse por conveniencia con los comunistas para fundar en 1954 el Partido de Acción Popular (PAP), que ha dominado la política singapuresa hasta hoy día, pero luego se deshizo de ellos con ayuda de las autoridades que ordenaron la detención de los izquierdistas.

Fue elegido primer ministro en 1959, cuando Singapur disfrutaba ya de una amplia autonomía, y abogó por su integración en la Federación de Malasia en 1963, un experimento que resultó fallido debido a la desconfianza de los líderes malasios y el estallido de revueltas raciales en la ciudad-Estado.

Singapur (foto Chenisyuan)
Singapur (foto Chenisyuan)

En 1965, un compungido Lee, al borde de las lágrimas, anunció en un mensaje televisado la ruptura con Malasia: «Siempre que recordemos el momento en el que firmamos el acuerdo que secciona Singapur de Malasia, será un momento de angustia».

Sin embargo, el mandatario hizo de la necesidad virtud y convirtió a la pequeña nación, con una población de mayoría china pero también importantes minorías malayas e indias, en un centro neurálgico del transporte marítimo y las finanzas en Asia.

Defendió la meritocracia y erradicó gran parte de la corrupción, aunque también ejerció un férreo control de los medios de comunicación y la oposición y utilizó las demandas judiciales y onerosas multas financieras para acallar a sus críticos.

Modeló Singapur como un Estado aséptico, donde el chicle está prohibido y se aplica la pena de muerte en la horca y los castigos corporales, al tiempo que elevó su PIB per cápita hasta los niveles de los países desarrollados en Europa y América.

Casado en 1950 con Kwa Geok Choo, quien falleció hace 15 años, el exmandatario tuvo tres hijos, de los que el mayor, Lee Hsien Loong, es en este momento el jefe del Gobierno.

Agnóstico, se declaraba cercano a la tradición taoísta-folclórica de origen chino.

El fallecido Lee, que escribió dos autobiografías y varios libros de política, ejerció hasta sus últimos días una influencia enorme en la isla-Estado y hasta en otros países que consideran su modelo de Estado eficiente y autoritario el auténtico rival del modelo liberal europeo y estadounidense.

Hasta sus críticos más acérrimos reconocen la sagacidad y la vitalidad que mantuvo hasta el final Lee, que en una ocasión llegó a decir: «Incluso desde la cama convaleciente, aún si me vais a enterrar en la tumba y siento que algo va mal, me levantaré». (EFE)

 


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