Organización ecologista afirma que hay agua contaminada «por todas partes»
La organización ecologista Greenpeace publicó hoy dos informes en los que denuncia la «grave falta de control» sobre los residuos radiactivos en la zona del accidente nuclear de Fukushima (Japón), así como la «alta» probabilidad de que se produzcan futuros siniestros.
El 11 de marzo de 2011, la central nuclear de Fukushima Daichii sufrió varios accidentes consecutivos de importancia, incluyendo una triple fusión del núcleo con liberación de una cantidad indeterminada de radiación, como consecuencia del terremoto y el tsunami que padeció la costa este del país asiático.
A punto de cumplirse el cuarto aniversario del suceso, ocurrido el 11 de marzo de 2011, el estudio titulado «La crisis nuclear japonesa. Informe sobre el estado de Fukushima Daichii» recuerda que todavía se ignora la ubicación exacta de los núcleos fundidos y que existe agua contaminada «por todas partes».
Hasta el momento, ha sido posible retener y almacenar hasta 320.000 toneladas de agua «sucia», pero se ignora cuánta ha podido verterse sin control y filtrarse hacia el Océano Pacífico: de hecho, cada día «se emiten oficialmente 800 toneladas más, de las cuales la mitad escapan sin control».
El documento de Greenpeace recoge la intención del gobierno nipón de fijar su nivel objetivo de descontaminación a largo plazo en 0,23 micro SV/h, pero revela que en un monitoreo llevado a cabo en octubre de 2014 halló que el 59 % de las mediciones sobrepasaban en aquel momento ese nivel, lo que plantea «problemas de salud» para las personas que conviven a día de hoy con esta polución.
Respecto a las áreas de almacenamiento temporal, la ONG denuncia que se encuentran «cerca de su capacidad máxima», por lo que los residuos radiactivos se almacenan también en «alrededor de 54.000 lugares de la prefectura de Fukushima, incluyendo los patios traseros de las viviendas, aparcamientos y parques».
El volumen definitivo necesario para los residuos que se espera reunir será de entre 15 y 28 millones de metros cúbicos, según Greenpeace, «suficiente para rellenar entre 11 y 23 estadios como el Tokyo Dome».
También subraya que la extracción del combustible gastado de las piscinas donde está almacenado comenzó por el reactor número 4, el menos dañado, pero «queda la parte más complicada» en los otros tres reactores donde existen niveles de radiación tan altos que «hace que sea imposible para los humanos trabajar» con ellos.
Además, el desmantelamiento de la nuclear, afirma, «es una incógnita» a día de hoy pues, aunque está previsto que comience entre 2020 y 2025, el plan general está «condicionado a una serie de presupuestos irrealizables» que alarga el plazo final hasta unos 40 años.
En el segundo informe, «Los efectos de Fukushima. El declive de la industria nuclear se precipita», se examina el impacto de este desastre en la industria nuclear japonesa y por extensión en la mundial.
Así, los 48 reactores nucleares de Japón, aparte del de Fukushima, están parados desde hace casi 18 meses, «sin que se haya producido ningún corte en el suministro eléctrico», lo que a su juicio demuestra «la obsolescencia de esta peligrosa energía», teniendo en cuenta que este país dispone del tercer mayor programa de energía nuclear del mundo.
También recoge la impresión del presidente de la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA), según el cual «no podemos decir que nunca más ocurrirá un desastre» porque los reglamentos «no pueden garantizar la seguridad».
El presupuesto de 2014 para la reconstrucción tras el desastre nuclear superaba los 652 millones de yenes (más de 6.700 millones de dólares -6.175 millones de euros- al cambio de marzo del año pasado), pero todavía falta calcular el coste real que, según Greenpeace, ha sido estimado hasta en 169.000 millones de dólares.
Finalmente, el siniestro de Fukushima «ha acelerado la tendencia bajista mundial de la generación nuclear» que ya cayó un 4 % en 2011 y se ha incrementado posteriormente. (EFE)
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