Achacan su estado a la presión por no haber engendrado un varón
La esposa del heredero al trono de Japón, la princesa Masako, afirmó hoy que «continúa recuperándose» de la depresión que padece desde hace más de una década, con motivo de la celebración de su 51 cumpleaños.
«Con la ayuda de la gente que me rodea, me gustaría seguir haciendo esfuerzos para recuperarme», dijo Masako en un comunicado de la Casa Imperial, donde también quiso agradecer «la cálida hospitalidad» que ha recibido del pueblo nipón y que le ha servido «de gran aliciente» para mejorar su estado de salud.
Masako ha limitado sus apariciones públicas y compromisos oficiales desde que en 2003 la Casa Imperial reveló que sufría una depresión inducida por estrés, que algunos achacan a la rigidez del protocolo de la familia imperial y a las fuertes presiones que soportó para tener un hijo varón que perpetúe la línea sucesoria.
Por su parte, el equipo médico responsable de su tratamiento señala que la princesa «continúa recuperándose» y valora de forma positiva su reciente participación en actos oficiales, aunque añade que Masako «aún sufre altibajos de salud», según una declaración recogida por la agencia nipona Kyodo.
En los últimos once años, la conocida popularmente como «la princesa triste» sólo ha acompañado al príncipe heredero Naruhito en un viaje oficial al extranjero cuando ambos asistieron en Ámsterdam a la ceremonia de entronización de Guillermo-Alejandro y Máxima de Holanda en abril de 2013.
Además, el pasado noviembre Masako visitó la prefectura de Aichi (centro) junto con su marido para participar en un acto oficial, lo que supuso su primera estancia fuera del Palacio Imperial de Tokio en este año.
Los medios nipones y expertos en la familia imperial achacan el estado de la princesa a la presión que ésta padece por no haber cumplido «las expectativas» de engendrar un varón que pudiera heredar el milenario trono de crisantemo.
Tras sufrir un aborto en 1999, Masako dio a luz dos años después a una niña, la princesa Aiko.
La pareja tuvo que hacer frente en 2010 a un episodio de ansiedad de su hija, de 11 años, que hizo que dejara de ir al colegio, donde ha vuelto recientemente para continuar con su vida escolar. (EFE)
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