«Algunos niños no quieren consolas, quieren un libro y un bolígrafo para ir al colegio», dijo la adolescente paquistaní Malala Yousafzai, galardonada con el Premio Nobel de la Paz
-Ante los miembros de la Commonwealth, el pasado 10 de marzo: «Vivimos como una familia de naciones, es necesario que cada miembro de esta familia reciba oportunidades iguales de crecimiento económico, social y especialmente educacional».
«Los niños afrontan desafíos cada día de sus vidas cuando van al colegio en Pakistán, la India y en muchas partes de África, donde hay muchas barreras a la educación como la pobreza, la falta de acceso, la violencia y la oposición cultural».
– En marzo de 2014, en la ciudad española de Valencia, en la entrega de los Premios Convivencia
«Teníamos dos opciones, estar calladas y morir o hablar y morir, y decidimos hablar», dijo Malala, quien entonces descubrió que «la voz tiene poder, la gente escucha cuando hablamos; no se trata de combatir el terrorismo con la violencia sino con las palabras».
-Ante el Banco Mundial el 11 de octubre de 2013, donde pidió «más dinero para profesores que para soldados».
«Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores».
«No queremos políticos que tomen todas sus decisiones con el único objetivo de imponer sus ideologías, lo que queremos es que escuchen a la gente».
-En la presentación de su libro «Yo soy Malala»: «Sabía que me iban a disparar, pero no quise parar mi campaña (contra la influencia talibán y a favor de la educación). Estaba preparada para que me dispararan».
-En una entrevista con Efe en Nueva York el 10 de octubre de 2013: «La mejor forma de luchar contra el terrorismo y por la educación es a través de la política. Por eso lo elegí, porque un médico solo puede ayudar a una comunidad, pero un político puede ayudar a todo un país».
«Quise responderle pero no me dejó. Ahora sí puedo. Soy Malala y quiero contar mi historia en este libro», asegura la joven activista, que intenta quitarse protagonismo asegurando que en realidad es la historia de todas las personas que han sufrido el terrorismo, la ignorancia, el analfabetismo, «y por ellas quiero elevar mi voz».
«Muchas veces me pregunto, ¿hago los deberes o me concentro en el libro? ¿Hago los deberes o trabajo en la fundación Malala? Ambas cosas son importantes, pero entonces pienso, Malala, si pierdes diez minutos viendo la tele o jugando al criquet está bien». (EFE)
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