Se trata del obispo de Ciudad del Este, Rogelio Ricardo Livieres Plano.
Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco prosiguió hoy su operación de limpieza en el seno de la Iglesia católica con la sustitución de un obispo paraguayo, que sigue al arresto sin precedentes de un exnuncio acusado de abusos a menores.
Mientras se conocen más detalles sobre la situación del exnuncio en República Dominicana, el polaco Josef Wesolowski, en arresto domiciliario desde el pasado martes, Francisco decidió hoy poner bajo intervención la diócesis paraguaya de Ciudad del Este, salpicada por escándalos de pederastia y cruce de acusaciones.
Francisco había enviado a dos emisarios -en julio fue el cardenal español Santos Abril y Castello- para realizar un informe de todo lo que estaba ocurriendo en la diócesis y hoy llegó la respuesta con la sustitución del obispo de Ciudad del Este, Rogelio Ricardo Livieres Plano, y el nombramiento de un administrador apostólico, Ricardo Jorge Valenzuela Ríos, obispo de Villarica.
En una nota, el Vaticano explicó que la sustitución de Livieres se produce tras un «cuidadoso examen» de las conclusiones recogidas en las diferentes visitas apostólicas.
Agregó que está «determinada por serias razones pastorales, (y) obedece al bien mayor de la unidad de la Iglesia de Ciudad del Este y de la comunión episcopal en Paraguay».
En los últimos meses, Livieres había salido en defensa del sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, acusado de pederastia en Estados Unidos en 2002 y trasladado a Canadá y después a Paraguay, adscrito a la sede hasta ahora a cargo de Livieres.
Livieres además había llamado «homosexual» al arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo, cuando éste sugirió en junio pasado abrir una investigación sobre Urrutigoity.
En la nota oficial, el Vaticano invitó a toda la Iglesia de Paraguay «a un serio proceso de reconciliación y superación de cualquier sectarismo y discordia».
En Paraguay, la Nunciatura informó en un comunicado de que el relevo de Livieres -quien actualmente se encuentra en Roma- fue necesario «por falta de disponibilidad» del obispo «a presentar su propia renuncia», como le había pedido la Congregación para los Obispos.
El nuncio apostólico en Paraguay, Eliseo Ariotti, viajará a Ciudad del Este junto a Valenzuela Ríos, «a fin de asegurar la serenidad eclesial y espiritual por aquella Iglesia particular en este delicado momento» y garantizar la continuidad pastoral en la diócesis, añadió.
La mano dura de Francisco ante los escándalos de la Iglesia continuará con otros dos casos, según apuntan hoy los medios de comunicación italianos.
El propio Francisco, en su vuelo de regreso de Tierra Santa, ya aseveró que no habría «privilegios» para los religiosos acusados de estos delitos y adelantó que había tres obispos que estaban siendo investigados.
Además del exnuncio, que tendrá que afrontar un juicio en el Vaticano, los medios italianos aseguran que los otros dos prelados investigados son el obispo de Iquique, en Chile, Marco Órdenes Fernández, y el obispo auxiliar de Ayacucho, en Perú, Gabino Miranda Melgarejo.
Órdenes Fernández fue destituido por Benedicto XVI después de una denuncia por abusos sexuales a un menor, mientras que el miembro del Opus Dei Gabino Miranda fue destituido el año pasado también por acusaciones de pederastia.
En ambos casos, sólo afrontarían un proceso canónico al no ser ciudadanos vaticanos o diplomáticos, como Wesolowski.
El cardenal alemán y teólogo Walter Kasper, apreciado por Francisco, aseguró hoy en una entrevista en el diario «Corriere della Sera» que «la línea del papa es clara y no se detendrá, aún más si el culpable es un obispo».
«La Iglesia necesita purificación y renovación y tenemos que ser consecuentes», agregó Kasper.
Para el cardenal italiano Velasio de Paolis, miembro del Tribunal Supremo de la Signatura apostólica, máximo organismo judicial de la Santa Sede, la gran diferencia en el caso de Wesolowski es que antes «la Iglesia no juzgaba el delito de pederastia desde el punto de vista penal, sino disciplinario».
El arresto del arzobispo Wesolowski, destacó, «es una fuerte e inequívoca decisión política de Francisco», pues «no era suficiente la reducción al Estado laico: la Congregación para la Doctrina de la Fe no encarcela al culpable, lo deja sin castigo y por ello, se ha sumado el tribunal del Estado Vaticano». EFE
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