Anuncio muestra lo duro que es buscar trabajo en el país
Ser joven y buscar trabajo en Japón puede ser estresante y doloroso. Cada rechazo es un golpe al ego, un mazazo al ánimo. Sin embargo, no importa cuántas veces nos digan no, con una mamá comprensiva e incondicional siempre es posible salir adelante.
Algo así intenta transmitir un comercial de la compañía de gas Tokyo Gas. No obstante, el efecto no ha sido sido el deseado, tanto así que ha dejado de emitirse, según el sitio web RocketNews24.
El aviso, que forma parte de una serie de comerciales mediante los cuales la compañía nipona busca destacar los vínculos familiares, muestra a una chica inmersa en el difícil proceso de búsqueda de un empleo.
La protagonista del comercial está desmoralizada porque no consigue trabajo y siente que el mundo entero la rechaza. Hasta su imaginación le juega en contra durante un viaje en tren. Se siente criticada, cuestionada.
Abatida, la joven regresa a casa, donde la espera su mamá con la cena lista. Una humeante olla con una comida que parece deliciosa. Sin embargo, la chica no quiere comer y se encierra en su habitación.
La japonesa parece a punto de darse por vencida, cuando, un día, sentada en un banco en la calle, recibe el mensaje de un amigo que le cuenta que ha recibido un ofrecimiento de trabajo.
Ella, con cierta tristeza, lo felicita y se propone seguir luchando. El éxito de su amigo es un aliciente para la joven. A continuación, la vemos de entrevista en entrevista, estudiando, corriendo de un lado a otro, esforzándose mucho.
Tras pasar una última entrevista, le dice a su amigo que cree que le ha ido bien. Tan alegre está que llama a su mamá para contarle que va a cenar a casa. Y la madre, feliz, enciende la cocina. De camino a casa, la chica se detiene en una tienda para comprar un pastel. Rebosa de entusiasmo. La vida le ha vuelto a sonreír.
Todo parece cantado para un final feliz. La japonesa será recompensada –¡por fin!– por su esfuerzo. Sin embargo, en la puerta de su casa, recibe un demoledor mensaje. La han vuelto a rechazar.
Derrotada, la vemos mecerse en un columpio. De pronto, aparece su mamá por detrás, la columpia con suavidad y le dice que sabía que estaría allí. La chica, sorprendida, voltea y estalla en lágrimas.
La siguiente escena es totalmente distinta. Mamá e hija comparten una apetecible cena. La chica, sonriente, dice que la comida está rica. Parece otra. Y la última vez que la vemos no es una desconsolada joven, sino una mujer decidida que, vigorizada por el amor materno, sigue adelante.
A fin de cuentas, el comercial tiene un final feliz. No obstante, muchos japoneses no lo ven así. Un comentarista cree que es crudo, incluso cruel, y que deja un sabor amargo.
Otro de los críticos dice que él, como la chica, “está en medio de la pesadilla de la búsqueda de empleo”. Por eso, el anuncio lo ha golpeado. Casi como si lo hubieran rechazado de un trabajo. (ipcdigital)
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