¿Cómo lidiar con un jefe abusivo en Japón?

Empleada de restaurante que es agredida verbalmente busca apoyo

Pocas cosas peores que un jefe abusivo que te insulta, te trata como a mula de carga. Y, peor aun, si es un anciano porque es más difícil hacerle frente por todo ese rollo de que hay que respetarlo por sus años, etc.

O es una mujer de cincuenta y tantos años que trabaja a medio tiempo en un restaurante en Japón. Su jefe, un septuagenario cascarrabias, abusa verbalmente de algunos de sus subordinados, ella entre ellos. Por eso, vive en permanente angustia.

Para hacer catarsis, lleva un cuaderno en el que todos los días, después del trabajo, vuelca sus sentimientos y pensamientos. Hacerlo la ayuda. Trata de ser positiva y pensar que las cosas no son tan malas como parecen.

A O le gustaría responderle a su jefe, pero nunca lo hace. Siempre acaba tragándose su indignación. “Me siento frustrada y miserable”, le dice a Yomiuri Shimbun, a quien escribe en busca de ayuda. Tiene miedo de plantarle cara a su superior y que este la bote.

Y ella no quiere dejar su trabajo, porque le gusta. Descartada la salida, pide consejo: “Por favor, dígame cómo llegar a ser mentalmente más fuerte para seguir trabajando”.

La comentarista deportiva y exatleta, Akemi Masuda, le dice a O, a través de Yomiuri, que teniendo en cuenta la edad de su jefe, este no va a cambiar, y que hace bien al permanecer “pasiva” y no enfrentarse al hombre. También elogia que escriba e intente ser positiva, tratando de convencerse de que su situación no es tan mala.

Debido a que O resalta que le gusta su trabajo, Masuda infiere que tiene una buena relación con los clientes del restaurante y que estos, probablemente, le agradecen por su atención. Por ello, le recomienda que se concentre más en sus clientes, en hacerlos sentir cómodos, que en el estado de ánimo de su jefe.

Masuda asegura que si se mentaliza de esa forma, tarde o temprano, podrá ser capaz de ignorar las palabras de su malgeniado superior.

Por último, le pide que haga de los “rostros felices de sus clientes” un “alimento espiritual”. (ipcdigital)