Organismo Internacional de la Energía Atómica alaba “buena estrategia” de Japón
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha vuelto a recomendar a Japón en su último informe que considere el vertido al mar de agua contaminada de la accidentada central nuclear de Fukushima.
«El equipo de la OIEA cree que es necesario encontrar soluciones sostenibles al problema de la gestión de las aguas contaminadas. Lo que requiere considerar todas las opciones, incluida la posible reanudación de los vertidos controlados al mar», apunta el organismo en un informe enviado este jueves a las autoridades de Japón
El agua usada para enfriar los rectores de la central pueden contener tritio, el único isótopo radiactivo que hasta ahora no se está eliminando al tratar el agua, pero el informe de la OIEA asegura que su capacidad contaminante tras ser arrojada al mar es «casi insignificante».
El informe ha sido elaborado tras la segunda visita a Japón de un equipo de este organismo encabezada por el español Juan Carlos Lentijo, que durante diez días el pasado noviembre revisó la planta y zonas afectadas por el accidente de 2011.
La misión del OIEA, formada por 19 miembros, se centró en analizar los avances en el desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima, golpeada por un terremoto y un tsunami.
En su informe, Lentijo alaba la «buena estrategia» de Japón pero advierte de que «la situación aún es muy compleja, y se seguirán presentando problemas difíciles que deben resolverse para asegurar la estabilidad de la planta a largo plazo».
Unos 1.000 tanques en las instalaciones de Fukushima almacenan el agua contaminada con la que se enfrían los reactores en el largo y complicado proceso de desmantelamiento de la central.
Algunos de estos tanques han sufrido fugas graves, como las que se detectaron el pasado verano, cuando se filtraron 300 toneladas de líquido muy radiactivo, parte del cual fue a parar al mar.
El Gobierno estima que el volumen de agua contaminada almacenada en depósitos alcanzará en el futuro las 800.000 toneladas.
Controlar las fugas en esas cisternas y también del líquido contaminado que se acumula en los sótanos de los reactores supone el principal desafío para los 3.500 técnicos que trabajan en la planta. (EFE)