Algunos analistas dudan de la eficacia del programa económico del Gobierno
Andrés Sánchez Braun / EFE
Japón volvió a crecer entre julio y septiembre por cuarto trimestre seguido aunque a un ritmo inferior al de principios de año, lo que subraya los importantes desafíos que aún tiene pendientes el Gobierno para dejar atrás el estancamiento.
Los datos del producto interior bruto (PIB) nipón que presentó el Ejecutivo del primer ministro Shinzo Abe mostraron una expansión a ritmo anual del 1,9 por ciento.
La cifra, que supone la mitad comparado con el 3,8 por ciento del periodo abril-junio, pone de relieve los importantes desafíos que aún le restan por delante al «Abenomics», nombre con el que popularmente se conoce al programa de recuperación impulsado por el jefe de Gobierno.
Algunos analistas incluso empiezan a dudar de la validez del plan, después de que sus efectos hayan parecido deshincharse en estos últimos meses una vez superada la agitación que las primeras promesas de Abe generaron en los mercados.
Esas expectativas iniciales generadas por el «Abenomics» desplomaron el yen, lo que infló los ingresos de los grandes exportadores nipones y disparó la Bolsa de Tokio, algo que invitó a todos aquellos japoneses con activos en el bolsillo a gastar más.
No obstante, las exportaciones y el consumo interno, los dos pilares básicos de la economía nipona, arrojaron datos poco alentadores en el último trimestre, con un retroceso del 0,6 por ciento y un avance de apenas un 0,1 por ciento, respectivamente, en relación a abril-junio.
El ministro de Política Económica y Fiscal, Akira Amari, dijo tras la presentación de los datos que los efectos de las medidas del Gobierno siguen siendo palpables y que el crecimiento de julio-septiembre apunta a que la economía nipona «se mantiene en una trayectoria ascendente».
Sin embargo, también apunto que es necesario «vigilar los riesgos negativos asociados a la ralentización económica global».
La caída de la demanda en el sureste asiático y en otras economías emergentes ha sido clave para el retroceso exportador de este trimestre, y pone de relieve los riesgos que afronta un país como Japón, cuyo PIB depende en un 40 por ciento de las mercancías que vende al exterior.
En cuanto al otro motor económico del país asiático, el consumo interno, el propio Amari apuntó como principal responsable del frenazo al paréntesis acaecido tras al boom en el parqué tokiota de principios de año.
En todo caso, muchos analistas consideran que el gasto de los nipones se verá impulsado de aquí hasta principios de 2014 debido a que en abril entrará en vigor una subida del IVA, que pasará del 5 al 8 por ciento.
La duda que resta, dicen, es si la economía nipona es lo suficientemente robusta como para aguantar el impacto de esta subida impositiva.
Para acolchar el golpe Abe ya aprobó un paquete de estímulo de 6 billones de yenes (44.704 millones de euros) en sintonía con el aumento del gasto público que abandera el «Abenomics» junto a una política monetaria agresiva y unas, hasta ahora inexistentes, reformas estructurales en sectores clave.