Abe cumple seis meses en el poder con su programa económico bajo la lupa

Uno de los principales objetivos de Abe es la derrota de la deflación (foto gobierno de Japón)

Analistas se dividen entre el optimismo y el pesimismo


Uno de los principales objetivos de Abe es la derrota de la deflación (foto gobierno de Japón)

Andrés Sánchez Braun / EFE

El primer ministro Shinzo Abe, cumplió el miércoles seis meses al frente del Gobierno de Japón, mientras su agresivo programa de estímulos con el que busca reactivar la economía es escrutado muy de cerca tras una oleada de euforia inicial.

Los expertos no se ponen de acuerdo en torno al arriesgado programa económico popularmente conocido como Abenomics, que pasa por una renovada estrategia de crecimiento, una ampliación del gasto público y el plan de estímulo anunciado en abril por el Banco de Japón.


La descomunal inyección de liquidez del emisor nipón cuyo objetivo es duplicar la base monetaria en los dos próximos años de cara a terminar con 15 años de deflación es el elemento más discutido de la política económica del mandatario conservador.

«Conviene recordar que es la única vez en la historia que un banco central se compromete a duplicar la provisión de dinero sin que sea para solucionar una crisis bancaria», subrayó Jesper Koll, director de investigación de mercados en Japón de JP Morgan, durante un reciente simposio en Tokio para evaluar de cerca el Abenomics.

No obstante, y aunque Koll se muestra tremendamente optimista con respecto al futuro económico a medio plazo de Japón, considera que el programa de Abe es más un «catalizador» positivo para aprovechar ciertas circunstancias que se dan actualmente en el país, pero no «la solución en sí misma».


«No existe una fórmula mágica. Se trata de un problema complejo y la clave es la coordinación de políticas», añadió.

Abe juega con bazas importantes como las buenas tasas de popularidad y el que su partido se perfile como favorito en las legislativas de julio, lo que le diferencia de los fugaces Gabinetes nipones.


Además, la coyuntura que encara el archipiélago parece positiva con un crecimiento del PIB nipón entre enero y marzo de casi 4 %, cuyo principal motor fue el consumo privado, algo que podría ser una señal de que los salarios y los ingresos de las empresas están creciendo.

Esto, sumado al aumento que registra la demanda de créditos inmobiliarios por parte de particulares desde hace un año y la subida de precios en el sector, abrirá, según el analista alemán, una «nueva fase a partir de los próximos dos meses» caracterizada por una mayor demanda crediticia por parte del sector corporativo.

De ser así, terminaría un largo y nefasto ciclo en el que las empresas niponas se han dado al ahorro y se han mostrado alérgicas a invertir en el ámbito doméstico.

Masayuki Kichikawa, economista de Merril Lynch Japan Securities, también se muestra «muy optimista» con respecto a Abenomics, aunque por distintas razones.

«Creo que Japón crecerá en 2013 y 2014, gracias al incremento del gasto público durante este año, y gracias a esto y a la debilidad del yen podrá superar la subida del IVA prevista para el año próximo, momento en el cual estimo que la inflación se habrá situado en torno al 1 %», explica.

El economista nipón cree que la inyección del BOJ ha ayudado a normalizar algo el tipo de cambio del yen, que pese a su fuerte caída desde el año pasado aún anda lejos de su nivel anterior a la quiebra de Lehman Brothers en 2008.

Kichikawa considera que el abaratamiento de la moneda ayudará, por ejemplo, «a subir sueldos porque las empresas (exportadoras) ya no deben pedir a sus proveedores que rebajen los precios».

Pero no todo es entusiasmo, como recuerda Yuichi Kodama, economista de Meiji Yasuda Life Insurance que señala que «hay mucho escepticismo en el mercado con respecto a la propuesta de Abe» y en que la reciente volatilidad de la Bolsa de Tokio «podría continuar».

La mejor muestra de esa desconfianza en el parqué es, según él, que el yen, aunque ha caído desde noviembre, ha retornado ya a su nivel anterior a cuando se anunció el plan flexibilizador de la entidad emisora japonesa en abril.

«La idea de que el BOJ podrá mantener bajos los intereses a largo plazo al comprar muchos bonos japoneses es errónea», sentencia Kodama.

El economista recordó que el 80 % del mercado de bonos japonés es deuda pública y que «el 70 % de esos bonos del Estado ya está siendo absorbidos por el BOJ», lo que compromete aún más la salud fiscal de un país que ya tiene la mayor deuda pública del mundo, equivalente a más del doble de su PIB.


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