Por Jorge Barraza*
Boca pierde sus dos primeros partidos como local en la Libertadores, los dos al hilo, algo que había sucedido una sola vez en sus 50 años de gloriosa actuación copera. El proletario Huachipato vence a Gremio en Porto Alegre; Real Garcilaso, aún más modesto y con apenas 3 años de existencia, gana a domicilio al Tolima y a Cerro Porteño; Nacional de Montevideo derrota afuera al Toluca y a Boca; Vélez triunfa en el Centenario ante Peñarol; el Caracas le propina un 3 a 1 a Huachipato en Talcahuano; la ‘U’ de Chile hunde a Newell’s en Rosario…
Muchas alegrías fuera de casa y fuertes decepciones adentro. Es la tónica de la Libertadores 2013, que acumula la inusitada cantidad de 19 victorias visitantes sobre 62 juegos disputados. Esto representa un 31%. Es una tendencia en alza año tras año. Hablamos de ganar fuera del propio país. ¿Por qué la localía tiene cada vez menos influencia y lo que antes era considerado casi una hazaña (ganar en Argentina, Brasil o Uruguay) hoy se está tornando llamativamente cotidiano…? Mueve al análisis, desde luego.
En primer lugar, se gana más fuera de casa porque están dadas las condiciones para hacerlo. Hay mayores garantías para el visitante que en décadas anteriores.
– Los campos son mejores y no resultan una sorpresa para el forastero.
– La pelota es la misma en los 138 partidos y se le entrega a los equipos con mucha antelación para que entrenen con ella. Antiguamente en cada país se usaba una distinta. Y a veces ponían una livianita, que parecía la vieja Plastibol de la infancia, con la que jugábamos en el patio o en la calle.
– Todos pueden ver los 138 juegos. La televisión es un fiscal severo que no permite maniobras extrañas y pone en escrutinio la actuación arbitral. Además ofrece información sobre cada rival a enfrentar; antes uno iba a ciegas a jugar al extranjero.
– El reglamento es menos complaciente que hace 25 o más años. Y los árbitros, menos contemplativos con el local. Al Independiente Santa Fe le otorgaron 2 penales en cancha de Cerro Porteño, algo que estimula a los estadígrafos a revisar en la historia de la Copa a ver si sucedió antes.
– La organización del partido, a cargo del dueño de casa, obliga a garantizar todas las condiciones deportivas, de seguridad y transporte para la visita. La FIFA ha endosado al local toda la responsabilidad del espectáculo.
– El control antidóping obligatorio en todos los partidos con normas FIFA, que son perfectas.
– También el hecho de que el empate ha dejado de ser una inversión rentable. A nadie le conviene. Por eso el visitante ya no sale a atrincherarse atrás. Los números lo demuestran: en 62 juegos, el local ganó 30, la visita 19 y sólo hubo 13 empates.
– Es preciso mencionar el exitismo actual, que antes no existía. Si luego de 60 ó 70 minutos de juego el local no está en ventaja en el marcador, comienza el nerviosismo de la tribuna y se transmite al equipo. Y esa urgencia se convierte en tranquilidad y espacios para el visitante. El aspecto psicológico es decisivo en el fútbol.
– No hay más equipazos ni fenómenos, como en tiempos pasados. Y esos equipazos y superfiguras estaban en el Atlántico, que hacía grandes diferencias. Esto sí igualó para abajo, equiparó a las potencias con las que no lo son.
– Y tal vez lo más importante de todo es la paridad del fútbol en el tiempo que vivimos. Está todo parejo. Incluso a los venezolanos les va muy bien en sus salidas internacionales. El Caracas FC logró ante Huachipato su cuarto éxito en la patria de Neruda.
– Otro factor es de confianza. Ya nadie se asusta por ir al Centenario, La Bombonera o el Pacembú. Todos están convencidos de poder obtener un buen resultado en donde sea. La autoestima no es propiedad de unos pocos países.
Lo realmente curioso, hasta diríamos insólito, es que a los equipos brasileños les ha ido bastante mal en sus incursiones externas: de 9 partidos que jugaron en otros países, Palmeiras, San Pablo, Corinthians, Gremio y Fluminense perdieron 5 y ganaron sólo 3. En los últimos años era común para ellos volver a casa con los tres puntos.
Todavía faltan 76 cotejos para que baje el telón de esta Copa. Todo indica que caerá el récord de triunfos forasteros. De lo que podemos estar seguros es que la tendencia apunta a mantenerse. 1) Ya no se volverá a lo de 30 ó 40 años atrás, en que unos pocos podían imponerse afuera. Y 2) el que tiene un buen equipo puede ganar en donde sea. Lo favorece el contexto general, se siente protegido.
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.
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