«Vivimos épocas oscuras, supersticiosas», afirma experto sobre creencia de que el mundo se va a acabar el viernes
Julián Rodríguez Marín / EFE
La euforia e incertidumbre alimentadas por el mito de una supuesta profecía maya del fin del mundo, el próximo viernes, surgen de una excesiva credulidad, ignorancia, amarillismo y un desmedido afán de lucro, dijeron expertos consultados por Efe.
«Estas versiones apocalípticas se derivan de una ignorancia, pero en ocasiones también de un afán de lucro desmedido de quienes aprovechan para escribir libros, hacer películas u otras formas de expresión para ganar dinero», explicó el arqueólogo Eduardo Matos, responsable de las excavaciones en el Templo Mayor en la capital mexicana.
Por su parte, Alfredo López Austin, un historiador experto en religión mesoamericana y en pueblos indígenas de México, explicó que si a un dato curioso del calendario maya se le agrega el «amarillismo y mercantilismo de los medios masivos, un notable nivel de ingenuidad generalizada y muchas ganas de aceptar lo maravilloso, lo inexplicable y lo catastrófico, se forma un cóctel complejo».
Matos, uno de los más prestigiados arqueólogos mexicanos, explicó que el «pensamiento religioso siempre se ha nutrido de fábulas o mitos por medio de los cuales se trata de explicar diversos fenómenos que para el hombre, en su ignorancia, no tienen respuesta».
Muchas personas han interpretado que el cambio de una era que comenzó en el año 3.114 a.C. en un ciclo del calendario maya significa una «profecía» sobre el fin del mundo; sin embargo, esta idea es «completamente ajena y extraña al pensamiento maya antiguo», afirmó el arqueólogo.
Este mito, precisó, «sólo se puede comprender en el marco de nuestra propia concepción apocalíptica occidental, de nuestros mismos temores y supersticiones, así como de ideologías eclécticas postmodernas que no carecen de intereses de lucro comercial».
López Austin, por su parte, señaló que la mayoría de las personas admiran a los mayas como una civilización notable, pero «ignoran su historia y buena parte de su pensamiento».
Explicó que los mayas tuvieron una capacidad creativa maravillosa, con expresiones artísticas muy atrayentes, aunque esta cultura es poco conocida por la generalidad de las personas.
«La admiración más el desconocimiento generalizados conducen fácilmente a la fantasía. Cuando algo no se sabe, es más fácil imaginar que ir a las fuentes de conocimiento», advirtió.
Añadió que en ese caso «lo desconocido se llena con nebulosidades o con asombro ante el misterio, y se construye un pueblo idealizado, nunca existente, en el que puede depositar cualquier atributo».
El arqueólogo Matos recordó que en muchas religiones se plantea el génesis del mundo y de todo lo que nos rodea, pero también se pronostica un final de todo lo existente.
Agregó que las ideas religiosas del Apocalipsis están presentes en el pensamiento cristiano y dieron paso al milenarismo occidental que se manifiesta en muchos campos, en donde el tiempo se presenta de una manera lineal e irrepetible.
En otras culturas, como las mesoamericanas, se aprecia una visión cíclica, repetitiva del tiempo, debido principalmente a su observación de la naturaleza y del movimiento de los astros, indicó.
Matos señaló que la ciencia ha avanzado mucho en dilucidar diversos aspectos del surgimiento del universo, de la vida, de la muerte y otros misterios más, pero siempre permanecen creencias sin sustento que las religiones, por lo general, mantienen.
A su vez, López Austin detalló que la creencia en las profecías se debe al «exceso de los deseos de creer, exceso de ingenuidad».
Indicó que para quienes se rigen por creencias y no por el ejercicio del pensamiento crítico, «las fallas de unas creencias pueden ser sustituidas por las promesas de otras; simplemente las creencias viejas e inútiles se reemplazan por las novedosas y prometedoras».
Abundó que al día siguiente de comprobar que no se cumplió esta «profecía», los afectos a este tipo de creencias asegurarán que «no se alcanzó a entender plenamente la profecía», o señalarán que hay «otras explicaciones (tal vez muy esperanzadoras) o esperarán que se les sirva otro plato de nueva profecía».
Apuntó que los «medios masivos amarillistas no hacen sino aprovechar la situación para fomentarla y lucrar».
López Austin consideró que «es falso» pensar que en el siglo XXI el mundo vive en una era científica, y señaló que no se debe confundir la ciencia con la técnica.
«Vivimos épocas oscuras, supersticiosas, acríticas», puntualizó el historiador. (EFE)