Por la psicóloga Irma Aráuz*
Consulta: “Mi esposo es una persona muy buena y no pone reparos en que viva con mi padre y mi hermano. Trabajo de noche y llego muy cansada, tan cansada que me estoy desquitando con mis pobres hijos, y mis familiares aunque me ven así, de ellos no sale una palabra de aliento ni una ayuda. Después de haber consultado con usted por teléfono me sentí bien y llegué a casa dispuesta a poner en práctica todo lo que me aconsejó, comencé a tratar de ver a mis hijos de otra manera, con más amor y ternura. Me dije a mí misma que a partir de ahora tendría que ser diferente, sobre todo estaba decidida a poder controlar el monstruo que hay dentro de mí y al cual yo misma le temo. Me dije que tengo que vencer mi mal carácter que me está alejando de mi hija a la cual adoro, de la que quiero ser su amiga y, por el contrario, me estoy convirtiendo en su enemiga, y a mi niño juré tenerle más paciencia. Pero sólo los primeros 3 días fueron «buenos» porque después me olvidé de todo y comenzaron de nuevo los gritos y los golpes. Doctora, por favor ayúdeme, quiero cambiar, quiero ser buena, buena madre para mis hijos, necesito llenarme de amor porque todo lo veo malo y a todos lo veo malos. ¡Gracias!”
Respuesta: Gracias por confiar en mí y por tratar de cambiar, es ese en verdad el primer gran paso para hacerlo y tú lo estás haciendo. No te maltrates mucho, nadie aprende en un día y tú estás aprendiendo. Por ahora si no quieres sentirte así deja de complacer a los demás y aprende a delegar obligaciones, es imposible que lo hagas todo sola. Aunque te cueste aprende a hablar y pide ayuda a tus familiares, estoy segura de que si hablas ellos entenderán, si no se meten es porque no saben cómo vas a reaccionar y tratan de respetarte. En la manera de pedir está el dar. Pídelo de una manera amable y habla sinceramente con toda la familia y deja de sufrir. No tengas miedo, sé sincera y no discutas, solo delega obligaciones, inclusive a los niños. Si no, no podrás aguantar esta rutina y seguirás sintiéndote enferma y a punto de enloquecer. Necesitas ayuda y sola no se puede. Nadie tiene por qué resentirse si tú hablas con la verdad y más tu hermano que tiene la obligación moral de ayudarte pues está en tu casa. No te calles por no molestar, solo sé amable y firme en lo que pides. Es más, haz una lista de lo que te gustaría que hicieran: sacar la basura, lavar el baño, poner el ofuro, lavar las verduras o el arroz. No lo harán a tu gusto, como sea acéptalo para empezar y cuando te toque descansar hazlo, no pienses más que en dormir, es tu hora y aunque sea la hora de la comida de otros, tú sigue durmiendo para que cuando lleguen los chicos del colegio no estés de mal humor. No te desquites con ellos, no tienen la culpa de tu cansancio. Descarga tu energía negativa de otra manera: exhala el aire por la boca hasta que no aguantes más, reten dos segundos e inhala, haz esto unas 10 veces para empezar. También caminar a paso veloz podrá ayudarte. Si no puedes sola trata de acudir a una cita en persona con un profesional de la salud lo más pronto posible.
*La psicóloga Irma Aráuz atiende directamente en el teléfono 090-2553-3307 y en el e-mail consultasairma@live.com.ar.
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