Por Jorge Barraza*
Finalmente se develó lo que se intuía: Messi-Cristiano Ronaldo-Iniesta es el trinomio finalista para el rótulo de “mejor del mundo 2012”. Jamás en el fútbol una distinción gozó de tanto despliegue mediático como el Balón de Oro en la actualidad. Acaso porque, si triunfa Messi, será la primera vez que un futbolista lo gane en 4 ocasiones. Y consecutivas. También es noticia diaria porque el público muestra un interés excepcional en el tema. Basta entrar en Internet en cualquier tópico relacionado y ver centenares de comentarios de lectores. El Balón de Oro atrapa y genera debates apasionados.
La unificación del premio por parte de la FIFA y France Football le ha conferido, además, un valor supremo. Y pese a que en fútbol los hinchas reclamamos jugar en equipo, sin duda nos seduce la proeza individual.
Hay, también, un factor adicional indudable: Lionel Messi conquista muchos adeptos con su juego, pero también genera anticuerpos. Aunque parezca extraño. Pese a su calidad y corrección, hay millones que aún se obstinan en discutirlo. Desde Pelé hasta un hincha cualquiera en Groenlandia. Muchos pagarían por verlo jugar mal.
Con una admirable pertinacia, él va derribando uno a uno los cuestionamientos. Que sólo usa la pierna izquierda: lleva 43 goles con la derecha. Que es individualista: es el segundo recuperador de balones del Barcelona después de Sergio Busquets. Que hace goles porque le ponen la pelota Iniesta y Xavi: es el primer asistidor de la Liga Española (Iniesta le ha dado 3 pases de gol en este 2012). Que no juega bien en su selección: la tiene casi clasificada al Mundial con goles y actuaciones brillantes. Que no le pega a la bola como Ronaldo: ya hace más goles de tiro libre que Cristiano, que estuvo 7 meses sin marcar uno…
Messi es letal con sus críticos. Pero, aunque cueste entenderlo, no es aceptado por muchos (no obstante, cada vez son menos). Y su permanente candidatura al Balón de Oro levanta polvaredas de polémica.
Pensábamos que Falcao García merecía estar ternado; a lo largo del año fue más regular y decisivo que Iniesta. No sólo por los 43 goles (casi todos espectaculares) del Tigre en España y en la Selección Colombia. También por juego. Y por su título en la Liga Europea de la UEFA. Y por el deportista cabal que encarna. Nunca un mal gesto, Falcao, jamás una declaración hiriente.
Iniesta es un poeta, un genio encantador (¿a quién puede no gustarle…?), aunque también es un talento esporádico, irregular y con escasísimo gol. ¿Cuántos partidos hizo en el año como el de dos sábados atrás frente al Levante? Uno, ése. Ganó la Eurocopa con España, y eso ha resultado decisivo en la elección, aunque no fue el artífice de la conquista (Xavi sí jugó una final excepcional ante Italia). Se premió en él la conquista de España. Sin embargo, estamos frente a un jugador de un carisma arrasador. Messi tiene que hacer 84 goles para apenas igualar los 5 ó 6 de Iniesta. Y duplicarlo en asistencias. Y ser Messi cada minuto de partido. Si no, acecha la sombra de Iniesta, aunque no la toque.
Seguramente, entre los periodistas ganará Iniesta.
Falcao merecía, sin dudas. También es verdad que nosotros lo vemos con ojos sudamericanos. ¿Cómo pensarán en Australia, en Azerbaiyán, en Letonia, en Laos…? Ellos no miran la Eliminatoria Sudamericana. Y entre los extranjeros que reciben por TV la Liga Española, de cada uno que verá al Atlético de Madrid 100 mirarán al Real Madrid o al Barcelona. Y ahí pierde puntos. Con todo, más allá del gusto personal de cada quien, la terna es lógica. No puede sorprender a nadie. El mérito de Falcao es haberse sentado en la mesa del directorio. Ya está en la discusión grande. En cuanto llegue a Europa, también Neymar estará en la discusión.
Messi era obvio que estaría. Es por buena diferencia el mejor del mundo y cada año supera el anterior. Además, si los otros convierten 50 goles, él marca 60. Impensable que algunos de los aproximadamente 520 votantes no lo incluyera en primero, segundo o tercer lugar. Eso lo pone siempre en la terna. A su vez, Cristiano tuvo un excelente primer semestre y fue decisivo en el título de liga ganado por el Madrid. Eran fijos. Falcao o Xavi pudieron ocupar el lugar de Iniesta, pero su inclusión tampoco es descabellada, desde luego. En su caso se impone la preferencia individual.
Entre los goles elegidos (sin duda debe haber algunos mejores), el de Neymar al Inter es el más impresionante. Y fue por los puntos. El de Falcao (de chilena) es una acrobacia preciosa. Y técnicamente perfecta. Pero es en un juego amistoso (Atlético de Madrid vs. América de Cali). Eso parece quitarle valor. El del eslovaco Miro Stoch se nos antoja un golazo como hay tantos. Una pregunta final: ¿y los goles de Falcao a Paraguay…? ¿No concursaron…?
En cualquier caso, este del Balón de Oro es un juego magnífico que nos permite a todos los hinchas del mundo participar, opinar, debatir y analizar. Quien piense que el Balón debe ser para Iniesta, perfecto. Y quien elija a Cristiano o Messi, también. Es un ejercicio que le hace bien al fútbol.
*Ex articulista de El Gráfico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.
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