Lo dice José Saramago: «Hijo es un ser que nos prestaron para un curso intensivo de como amar a alguien más que a nosotros mismos…”
Por la psicóloga Nélida Tanaka*
José Saramago, el escritor laureado por el Premio Nobel de Literatura en el año 1998, nos da la siguiente definición de HIJO:
«Hijo es un ser que nos prestaron para un curso intensivo de como amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje.
Ser padre o madre es el mayor acto de coraje que alguien puede tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente el de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo de perder algo tan amado. ¿Perder? ¿cómo? No es nuestro, ¿recuerdan? Fue apenas un préstamo»….
Cierto, pero es un préstamo que llega a convertirse en el don más preciado que jamás llegamos a tener en el efímero tiempo que dure el empréstito. Un préstamo por el que damos la vida, sabiendo que hay que devolverlo.
Un préstamo sin intereses, pero cuyo cuidado lleva implícito el más alto sacrificio y la defensa mas sólida! Cuida tu préstamo, muchos lo querrán, otros lo odiarán, pero para ti no tiene precio”.
¡Qué palabras tan profundas y verdaderas!, las comprendemos muy bien y nos admira su sabiduría. Sin embargo es tan difícil aceptarlas cuando nos preocupa algo de nuestros hijos. Tratamos de convencerlo hablándole “bonito” como solemos decir. “Mira Jessica, sabemos que lo quieres, pero nos preocupa que no tiene trabajo, piénsalo dos veces”.
Si vemos que no nos obedece, tratamos de persuadirla con palabras mas duras, escalando a amenazas en caso de que no nos escuche, “No te permitimos salir con ese hombre! La próxima vez que salgas con él ya no te vamos a pagar el celular”. Algunas veces esto se torna en una batalla de quién tiene la razón.
Otras veces tratamos de atarlos con una cadena de amor, “No me hieras el corazón, sabes cuánto me preocupa que estés con ese muchacho, se me sube la presión y tengo mareos”. Sabemos que ellos se preocuparán, apelamos al amor que nos tienen como hijos, pero los encadenamos.
Es la preocupación de que cometan un error, de que tengan que sufrir, que nos pone tan ofuscados intentando convencerlos, tratamos de que obren como pensamos que sería la forma más apropiada, pero finalmente ellos extienden sus alas para volar por el horizonte que están visionando.
Tal como nos dice José Saramago, tenemos que resignarnos a la realidad de que el hijo “es un préstamo que llega a convertirse en el don más preciado que jamás llegamos a tener en el efímero tiempo que dure el empréstito. Un préstamo por el que damos la vida, sabiendo que hay que devolverlo”.
Ellos volarán por su independencia, pero cuanto más los apoyemos y confiemos en ellos, más sólido será el lazo de amistad y confianza que tendremos con ellos en el futuro
*Psicóloga clínica, contacte con ella llamando al 090-2245-4021 o por correo electrónico : consultas@hotmail.co.jp
Be the first to comment