Alcalde de la ciudad japonesa dijo que la masacre de cientos de miles de chinos por parte del Ejército de Japón «probablemente nunca existió»
La ciudad china de Nankín (provincia de Jiangsu, este) decidió romper toda relación oficial con la japonesa de Nagoya, después de que su alcalde negara la existencia de la matanza de cientos de miles de personas en 1937 a manos de fuerzas japonesas en la entonces capital china.
Según informó hoy la agencia oficial Xinhua, la decisión se tomó después de que el alcalde de Nagoya, en la prefectura japonesa de Aichi, Takashi Kawamura, declarase el lunes, mientras recibía a una delegación de Nankín, que la masacre que tuvo lugar allí durante semanas entre diciembre de 1937 y febrero de 1938 «probablemente nunca existió».
Nankín dijo que Kawamura distorsiona los hechos históricos y «ha herido seriamente los sentimientos del pueblo” de la ciudad china.
Nankín y Nagoya establecieron relaciones amistosas en 1978, y es habitual encontrar grupos de japoneses de amistad con el pueblo chino de varias ciudades niponas en la ceremonia que todos los años se celebra en diciembre en la ciudad china para conmemorar a las víctimas de la masacre.
El 13 de diciembre de 1937, el Ejército japonés invadió Nankín y en las seis semanas siguientes sus fuerzas incendiaron y saquearon, violaron en masa a decenas de miles de mujeres y asesinaron a entre 150.000 y 340.000 personas, según diversas fuentes históricas.
Cada año, China rememora en esa fecha su particular «Holocausto», en la antesala de la Segunda Guerra Mundial, con una ceremonia en el Memorial de las Víctimas de la Matanza de Nankín por los Invasores Japoneses (http://www.nj1937.org/index.htm), construido sobre una fosa común de más de 10.000 cuerpos.
A la ceremonia suelen acudir cientos de personas, entre autoridades, supervivientes de la masacre, vecinos de Nankín, visitantes de otras partes del país y asociaciones de amistad con China de distintas ciudades japonesas.
Aquella despiadada y prolongada matanza es todavía poco conocida fuera de Asia, aunque cada vez se la recuerda más gracias a libros como «La violación de Nankín», de Iris Chang, o películas como «Ciudad de vida y de muerte» (en chino «Nanjing! Nanjing!», de Lu Chuan), Palma de Oro en el Festival de San Sebastián en 2009.
La historia del «Holocausto chino» cuenta también con su propio «Oskar Schindler chino», el alemán John Rabe, representante en 1937 de Siemens en China, que encabezó a un grupo de 22 extranjeros que se quedaron en Nankín para crear una Zona de Seguridad Internacional para refugiados, que salvó a entre 250.000 y 300.000 personas.
Junto con Rabe, conocido por los chinos como «el buen alemán de Nankín», en el museo del Memorial destacan también los misioneros estadounidenses Minnie Vautrin y John Magee, cuya cámara grabó las primeras y más exhaustivas imágenes de la masacre.
Las copias de las cintas de Magee fueron enviadas a EEUU y a Alemania para intentar, con la desesperación y la ingenuidad del momento, que las viera Hitler y protestara ante los japoneses.
Según las cifras que recogió en su libro Iris Chang, la invasión japonesa de China, entre el verano de 1937 y el final de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1945, provocó, entre asesinatos directos, soldados caídos y víctimas de epidemias, hambre y experimentos médicos, la muerte de más de 19 millones de chinos. (EFE)
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