Bailaores como Antonio Canales y Cristina Hoyos han viajado a Tokio con su flamenco más solidario para participar este fin de semana en un festival destinado a recaudar fondos para las víctimas del tsunami que asoló en marzo el noreste de Japón.
Los artistas viajaron a la capital nipona en respuesta al llamamiento de la veterana bailaora japonesa Yoko Komatsubara, que quiso dedicar su tradicional certamen estival de flamenco en Tokio a los afectados por la tragedia.
El evento, «Noche de Verano del Flamenco», celebra su 41 edición hoy y mañana con un programa de nombres como el de Canales, Hoyos, Manolo Marín, Currillo de Bormujos, Juan Antonio Jiménez y otra treintena de artistas españoles y japoneses.
«Ser solidaria me parecía lo lógico y normal cuando quieres tanto a un país como yo quiero a Japón», dijo a Efe Cristina Hoyos, que mantiene una estrecha relación con el país asiático desde que empezó a bailar en «tablaos japoneses» en la década de 1970.
La artista mostró su admiración por el modo en que Japón ha sobrellevado la catástrofe de marzo, con «entereza, valentía, dignidad» y un modo único de «sufrir hacia adentro».
Para la sevillana, los japoneses son un pueblo de «luchadores» unidos por una gran solidaridad: «Van todos a una, como Fuenteovejuna, todos juntos a donde tengan que ir. Y eso es importantísimo», opinó.
En el espectáculo de este fin de semana Cristina Hoyos colabora con una breve actuación a modo de «pincelada», y luego prolongará su estancia en Tokio para dar un cursillo con el bailaor Jesús Ortega.
La artista y coreógrafa recordó que su intención es «retirarse despacito y al compás, igual que he llegado», aunque insistió en que a Japón, un país que «respeta y quiere muchísimo al flamenco», volverá «siempre que tenga una oportunidad».
También Antonio Canales expresó su afecto y hasta «adoración» por Japón. «Es mi segundo país», aseguró a Efe el bailaor, que ha viajado al archipiélago en más de una veintena de ocasiones.
Él espera que el festival sea «un grito al mundo de paz y solidaridad con Japón, un pueblo orgulloso y cariñoso que se lo merece todo», dijo.
Tras el certamen, Canales tiene previsto viajar a la ciudad de Sendai, una de las más afectadas por el tsunami de marzo, y a la provincia de Fukushima, donde se encuentra la planta nuclear dañada por el desastre, para realizar actuaciones de apoyo a las víctimas.
El artista recordó que hace años bailó en esa zona, «en un auditorio que ya no está, se lo ha llevado el tsunami», explicó.
Para la ocasión ha preparado una coreografía titulada «Itai» («Duele»), en la que el protagonismo la tienen las mujeres, «las verdaderas guerreras, las verdaderas madres de Japón».
Mientras algunos artistas han cancelado en los últimos meses actuaciones en Japón por el temor a la radiactividad, Canales insistió en que Fukushima necesita apoyo. «Hay pavor a la radiactividad, pero a mi no me da miedo. ¡Bicho malo nunca muere!», bromeó.
«Hay que seguir luchando, mirando hacia adelante y recomponiendo Fukushima. Yo sé que muy pronto vamos a ver otra vez el norte (de Japón) con esperanza», concluyó. (EFE)
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