Selección peruana resucitó en la Copa América
¿Perú, tercer puesto en la Copa América? ¿Quién lo hubiera pronosticado hace apenas tres semanas? Nadie. NADIE. Más aún sin Pizarro ni Farfán.
El artífice de la proeza es Sergio Markarián. Donde antes había escombros, ahora hay un equipo competitivo. Perú ya no es esa mazamorra de Chemo del Solar, al que Uruguay y Ecuador deshacían con goleadas y todo el mundo miraba con desdén. En un año de trabajo, el Mago ha recuperado el respeto que la selección peruana había perdido tras colapsar en las últimas Eliminatorias, hundiéndose en el último puesto de Sudamérica.
En realidad el uruguayo no es un mago. No convirtió a jugadores que antes de que él llegara languidecían en el anémico torneo local –como Cruzado y Ramos– en valiosos engranajes gracias a una varita mágica, sino a un meticuloso y planificado trabajo.
El crack de esta selección no es Paolo Guerrero, sino Markarián. Él ha hecho posible que el Perú futbolero –abrumadoramente ateo antes de su arribo– volviera a creer.
Misticismos aparte, la Copa América dejó mucho para desglosar:
EL MEJOR. Paolo Guerrero. Fue el goleador, líder, alma, corazón y vida del equipo peruano. De los ocho goles que anotó Perú, Paolo hizo cinco y puso la asistencia en dos. Guerrero no es el típico 9 que solo mete el puntillazo final. También juega por los extremos, asiste, baja, genera fútbol, se pone el equipo al hombro. Tiene la fortaleza de la Mole para aguantar las embestidas enemigas y la gracilidad de un bailarín para eludir a sus marcadores cuando conduce el balón.
Las vueltas que da la vida. Paolo estaba llamado a ser suplente, pero las lesiones de Pizarro y Farfán le abrieron las puertas del once titular.
EL LOCO. Su expulsión le quitó un poco de lustre, pero aun así fue uno de los mejores de Perú. Como Guerrero, Juan Vargas jerarquiza a la selección. Cuando galopa con la pelota por el sector izquierdo es una fuerza de la naturaleza que minimiza adversarios. Si mezclas potencia y garra y le añades una pizca de locura te sale Vargas. En el torneo jugó como segundo delantero, metió varios centros venenosos y clavó un golazo en el arco colombiano.
LA REVELACIÓN. William Chiroque. ¿Cómo? ¿Un jugador de 31 años? Periquito es harto conocido en Perú, pero en el extranjero nadie lo tenía en su radar. Jugador de equipos chicos o medianos, Chiroque explotó a nivel internacional en la Copa América, demostrando que no solo quiebra cinturas en el barrio. ¿Quién dice que no existe una segunda juventud?
LOS HALLAZGOS. Dos que no lucen, pero que no bajan de los seis puntos: Adán Balbín y Renzo Revoredo. Balbín no es Busquets, pero cumple como un relojito. Revoredo jamás será Dani Alves, pero le pone candado a su zona.
Luis Advíncula. Incansable en el ida y vuelta por la banda derecha. Eso sí, cuando ataca a veces se le apaga el foco y no redondea sus incursiones, aunque una estupenda jugada nacida de sus pies culminó en el tercer gol de Guerrero contra Venezuela.
Carlos Lobatón. Antes de Markarián, tuvo un paso intrascendente por la selección. Ahora es pieza importante. Cuando la pelota pasa por sus botines, el juego de Perú se clarifica.
Christian Ramos. Jugó solo dos partidos, pero le alcanzaron para que Perú confíe en que tiene un suplente que rinde como titular.
EXPERIENCIA Y SEGURIDAD. Eficaz dupla defensiva: Santiago Acasiete y Alberto Rodríguez. Cancheros (no en vano tienen varios años jugando en Europa), rápidos y fuertes. Solo fallaron en el segundo gol del uruguayo Luis Suárez en semifinales.
EN DEUDA. El arco. Raúl Fernández no lo hizo mal, pero no transmite seguridad. Tuvo varias salidas en falso y dio rebotes que se transformaron en asistencias para los rivales. Así llegó el primer gol de Suárez en semifinales y casi empató Venezuela. Salomón Libman cumplió contra Chile, pero un error en salida en el último minuto del partido acarreó la derrota de Perú.
Giancarlo Carmona. Es un tanque, podría ser el Maicon peruano, pero le falta solidez en la marca.
LO QUE SE VIENE. 4 no jugaron por lesión: Pizarro, Farfán, Zambrano y Cachito Ramírez. El único fijo en el equipo titular es la Foquita. Con él de extremo por derecha, Vargas por izquierda y Guerrero de punta, Perú tendría una ofensiva poderosa. ¿Cómo encajaría Pizarro? La respuesta la tiene el Mago.
Acasiete este año cumple 34, así que difícilmente llegará al tramo final de las Clasificatorias en el 2013. Zambrano acabaría el torneo como acompañante del Mudo en la zaga.
Cachito está lejos de ser un indiscutible, pero es uno de los pocos creativos que tiene Perú. Pone la pelota en el piso, siempre se muestra, juega en pared, tiene movilidad y patea bien de larga distancia.
Ahora viene lo más difícil: clasificar a Brasil 2014. Un camino largo y durísimo. Sin embargo, Perú tiene equipo para ambicionar un cupo en el Mundial. Hechura de Markarián. Gracias, Mago.
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